Sin duda fue una gran elección.
Cursaba el segundo año en la universidad. Era parte del equipo de fútbol americano, como liniero defensivo, tenía una popularidad considerable y una beca del 80% en su matrícula. Vivía en las residencias que el campus de la universidad brindaba a los estudiantes y tenía un grupo de amigos pequeño en el cual confiaba, su segunda familia estaba en su grupo de amigos y el equipo. Sí, Kirishima no se podía quejar por el borrón y cuenta nueva que hizo hace dos años.
Pero como en toda historia y vida que se puede considerar perfecta, existe un "algo" que amenaza con tirar por la borda lo que tanto luchaste por construir.
En el caso del pelirrojo, la asignatura de Estadística. Una trivialidad cualquiera, pero que tenía mucho peso.
Para estar en el equipo no solo le bastaba con ser un buen jugador con un buen rendimiento físico en el partido, debía de tener un promedio aceptable, de lo contrario, la universidad y el entrenador se verían en la obligación de expulsarlo del equipo.
Ahora se veía amenazado por una asignatura en donde el maestro calificaba con exámenes, en los cuales no le iba precisamente bien.
Y tampoco daba chances de talleres u actividades extras para el promedio, no, todo se definía en una hoja con entre 10 y 20 ejercicios, depende de que tan de buen humor estaba el maestro Aizawa ese día.
Eijiro se encontraba en una de las mesas de la cafetería, era la hora del almuerzo y esperaba a sus amigos.
¿Cómo mejorar las próximas notas? Estudiando más, claro... Pero por más que se pegara horas leyendo o haciendo ejercicios para poder entender mejor los temas, nada funcionaba, al parecer tenía un límite de entendimiento y ya lo había traspasado.
Cabe resaltar que en todo el tiempo que pensaba en soluciones para salvar sus notas, miraba el último examen de Estadística que tenía en sus manos. Y por estar tan absorto en sus pensamientos, no se dio cuenta del momento en que llegaron sus amigos con un invitado especial y tomaron asiento.
—¡¡Kirishima!!— gritó un rubio con un mechón negro en su cabello mientras hacía un puchero, el pelirrojo se sobresaltó y levantó la vista mientras agarraba con fuerza la hoja.
Mina Ashido, una chica que conocía desde la secundaria con el cabello rosa, Sero Hanta un chico de cabello negro que conoció el primer semestre que llegó y Denki Kaminari, que igual lo conoció el primer año, era quien le había gritado hace un instante.
Pero no estaban solo ellos tres, al lado de Kaminari había un chico rubio cenizo y ojos rojos, con algunos piercing's en la oreja, uno en la ceja y un estilo bastante llamativo, vistiendo de negro. En sus brazos — que tenía sobre la mesa — tenía unos curiosos tatuajes, el que más le llamó la atención fue uno de tinta negra del cuerpo de una serpiente enrollada en su antebrazo derecho que se perdía entre las mangas recogidas de la chaqueta que llevaba.
— Nos ignoras, ¡Muy mal! — lo reprendió el rubio de antes. — ¿En qué piensas? ¿Qué es eso? — se interesó en la hoja que tenía en sus manos — ¿alguna chica te declaró su amor? — preguntó con tono pícaro, sin darle tiempo a reaccionar, le arrebató la hoja, para seguido hacer una mueca. — Pero, ¿¡qué es esto!? No entiendo estos extraños símbolos, no es una carta de amor.
— Eso, es un examen, Denki. — Mina le arrebató la hoja. — Pero después lo vemos, ¡queremos presentarte a alguien! — la chica se levantó con energía de su silla y con su mano señaló al chico desconocido. — Kirishima, te presento a Bakugo Katsuki, Bakugo, te presento a Eijiro Kirishima.
Kirishima reaccionó y le extendió la mano al rubio. — ¡Mucho gusto! ¡Eijiro Kirishima!, aunque ya sabes mi nombre, ¡es un placer conocerte! — mostró una de sus típicas sonrisas cargadas de energía.
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Aprendiendo A Quererte || Kiribaku
FanfictionUn universo alterno dónde nuestros queridos protagonistas son estudiantes universitarios. Dónde uno de ellos le tiene miedo a enamorarse y a las relaciones por fantasmas de su pasado. Dónde el otro está aprendiendo que no solo le atraen las chicas...