- ᴄɪɴᴄᴏ: ᴇʟ ϙᴜᴇ ᴛᴇ ᴅᴇsᴇᴀ ᴅᴜʟᴄᴇs sᴜᴇɴ̃ᴏs -

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Creyó que hablarían, pero él mantuvo su posición de no conversar más con ella, hasta estar frente a la puerta fue cuando se quitó los auriculares, había pasado el resto del camino escuchando música. Haneul rodó los ojos molesta, sube los escalones en dos grandes zancadas y toca el timbre, presiona el botón dos veces continuas y luego se disponen a esperar. Es una casa de dos pisos en un barrio tranquilo, la mayoría de las casas comparten una estética similar, colores neutros con arquitectura moderna. Un vecino pasa por la banqueta de frente acompañado de un perro de raza grande, el vecino se les queda viendo. La estudiante se empieza a desesperar, no parece haber respuesta por lo que vuelven a tocar el timbre, siendo está vez molesto, preciosa de manera fuerte dejando su dedo sobre el botón en cinco ocasiones, ella quiere largarse, desea que no esté nadie en casa para irse, ha acompañado a Jay solo porque le ha parecido atractivo, pero luego de ese roce no quiere seguir con él, mucho menos ver a Eunso.

Esta ha sido la primera ocasión en que alguien le hace ver lo mala persona que es, claro, no lo ha aceptado y por eso está molesta, pero no lo culpa a él, cree que Eunso le ha metido ideas. Está convencida que Eunso le ha contado cosas a él y por eso su trato tan frío con ella, pronuncia un "perra" para si misma. Siguen esperando unos minutos más.

— Parece que no hay nadie —. Dice dándose vuelta — Vámonos.

Jay no responde, ahora es él quien toca el timbre, presiona una única vez el botón, acomoda las mochilas en sus hombros.

— No hay nadie —. Repite.

Justo cuando él está por darse la vuelta, la puerta se abre, solo ha dejado un pequeño espacio por donde una joven se asoma su cabeza, al darse cuenta de quienes son, hace una mueca rodando los ojos, está por volver a cerrar la puerta, pero Jay siendo aún más rápido, alcanza a meter la mano para impedirlo.

— Dejaste tus cosas, vine a traerlas —. Dice.

Eunso, abre la puerta para así tomar sus cosas, se recarga sobre esta. Ninguna de las dos se dirige la mirada, Haneul mira sus uñas dándole la espalda. La enemistad entre ambas estudiantes es evidente, cualquiera podría notarlo, el ambiente se vuelve incómodo, y la tensión entre ambas va en crecimiento.

— Gracias por traerme hasta aquí, no te quito más tu tiempo, tengo algo que hablar con Eunso —. Dice Jay.

A ambas las toma por sorpresa, sin embargo, Haneul no dice nada, toma sus cosas haciendo una mueca de repudio, no se despide, se da la vuelta y ambos son capaces de escuchar algunas groserías, la ven alejarse por la calle hasta que su figura se pierde en el horizonte. Se mantienen en silencio, con un movimiento de cabeza la joven lo invita a pasar aún con dudas, él sonríe tratando de transmitir confianza entrando a su casa. Cierra la puerta a sus espaldas.

La casa mantiene una decoración minimalista, colores neutros tanto en paredes como muebles y decoraciones, nota una escalera con barandal de cristal a la derecha. Eunso le indica la sala, él la sigue y cada uno toma asiento uno frente al otro.  Jay carraspea la garganta, nota las ojeras en el rostro de la joven, es la primera vez que la ve sin maquillaje, su piel es de un pálido enfermizo, sin color, sin vida, se ve cansada, agotada, asemeja a un muerto o una persona en su lecho de muerte, sus labios están secos, con varios cortes a lo que imagina que con frecuencia arranca los pellejos que se forman.

— ¿Has terminado de verme? —. Pregunta con ironía.

Su mirada en ella no ha sido para nada disimulada, ha mirada de arriba a bajo con gran detenimiento y tampoco es como que se caracterice por ser un inexpresivo, aún cuando haya querido contenerse, en su rostro ha reflejado su pena y desconcierto por ella. El chico se pasa una mano por su cabello, llevándolo hacia atrás, intenta relajarse y aparta la mirada.

𝐍𝚒𝚗𝚐𝚑𝚖𝚊𝚛𝚎𝚜 𝐈𝚗 𝐏𝚊𝚛𝚊𝚍𝚒𝚜𝚎 || ᒍᴀʏ 𝐏ᴀʀᴋDonde viven las historias. Descúbrelo ahora