Cambios ♡

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Damian.

Mientras vigilaba los alrededores, mi mente divagaba hacia esa chica. Aún su padre no había explicado por qué su hija estaba siendo perseguida por ese tal Mark, pero supongo que llegará el momento. Suspiré y me senté en un banco del jardín. La luna brillaba intensamente junto con las estrellas. Mis pensamientos se dirigieron hacia mis padres y mi hermana. Rezaba para que estuvieran sanos en mi país. Con mi primer salario, enviaré una remesa para que puedan alimentarse y pagar deudas. Vine a este país con la firme determinación de trabajar y cumplir mi deber como hijo mayor.

—¿Qué haces aquí, Garrapatas? —giré al escucharla usar ese apodo despectivo.

—Mi nombre es Damián Russell. Podrías ser más educada —respondí con seriedad mientras ella se encogía de hombros, indiferente.

—Me da igual. A partir de ahora, serás una jodida Garrapata. No tengo más opción que aceptarte como mi guardián. Espero que no te eches para atrás cuando veas mis problemas y traumas.

Negué, sin entender completamente lo que quería decir.

—¿Quieres decir que finalmente aceptas que seré tu guardaespaldas? —alzando las cejas al verla sonreír de lado. Se sentó cerca de mí y señaló hacia la luna.

—¿Ves la luna? Así soy yo —explicó mientras yo la observaba con confusión, prestando atención—. La luna pasa por fases aproximadamente cada 29.5 días, conocido como ciclo sinódico. Las principales son Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena y Cuarto Menguante. Al igual que la luna, yo también paso por ciclos. A veces estoy llena de luz y energía, y otras veces me siento apagada y distante, sin ganas de nada. Mis emociones fluctúan, pero todo forma parte de quién soy.

—Creo que entiendo tu punto, aunque no deberías estar así. Muchos desearían estar en tu lugar. Tienes lujos, dinero; tu padre es un hombre importante. Darían todo por estar en tu posición —comenté, intentando hacerla reflexionar.

—Así es, pero nadie quisiera estar en mis zapatos, porque no saben cuándo me alcanza la desgracia. Ahora depende de ti soportarme cada vez que cambie de humor.

—Señorita Ariannela, usted es una mujer impredecible. Será todo un reto cuidar de usted.

La señorita me miró, levantó sus hermosas cejas y soltó un suspiro antes de entrar a la mansión. Quizás no quiere que nadie esté cerca de ella por miedo a más muertes. Al final, tendré que esperar y ver qué me depara este trabajo. Pero no permitiré que una rica caprichosa se salga con la suya.

****

Me levanto de la cama con el cuerpo aún cansado por días atareados. La ducha me ayuda a despertarme un poco, pero mi mente sigue lidiando con la fatiga. Me seco y me aplico loción corporal y antitranspirante antes de ponerme el traje negro que los otros guardias me han proporcionado. Me veo en el gran espejo del vestíbulo y una sonrisa de satisfacción se dibuja en mi rostro.

Al salir de la habitación, me encuentro con la señorita Ariannela, quien luce espectacular. Nuestros ojos se encuentran brevemente antes de que ella descienda elegantemente por las escaleras. No puedo evitar pensar en lo hermosa que es, pero rápidamente aparto esos pensamientos. Nos dirigimos juntos hacia la gran mesa donde su padre ya está desayunando.

—Joven Damian, venga a desayunar—me llama una de las empleadas, rompiendo mis pensamientos. La cocina está llena de vida, con una gran mesa donde todos los empleados se reúnen para desayunar.

Después del desayuno, acompaño a Ariannela a la universidad más grande del país, en Washington. La belleza del campus es impresionante, con antiguos edificios de piedra y frondosos árboles que dan sombra en los patios. Ariannela me indica dónde esperarla mientras ella entra a clases.

Seduciendo A mi GuardaEspaldas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora