Caminar por encima de un puente hace que la adrenalina sea más divertida que cualquier cosa. Quizás si me tiro desde aquí no sentiré tanto dolor o si bajo y me ahogo sentiré que me faltara el aire y sufriré y me dolerá mucho antes de morir, en fin será más fácil quitarme la vida de un plomazo, quizás sea menos doloroso, río para mis adentros, decido dejar toda esa locura e irme. Cuando intento bajar del puente resbaló y grito fuerte.
—¡Oye sujétate fuerte!— Una mano desconocida me sostiene, su gruesa voz me hace parpadear varias veces. Vaya pensé que caería en el vacío— Déjame ayudarte no es necesario que te quites la vida, hay otras formas más de resolver las cosas— Sonrió mientras el me sube y me deja sobre el asfalto.
Sus ojos me observan detallamente, trato de respirar el aire que se me estanco por el susto. Uff por poco y mi bromita se hace real.
—¿Se encuentra bien?— Pregunta cansado.
—Si, solo iba ser una caída dolorosa, no se hubiese molestado.
—Un gracias hubiera sido Genial, no lo cree — Lo veo elevando las cejas, me pongo recta ignorando su insinuación, de lejos observo un auto venir a gran velocidad, no entiendo porque no me muevo y todo ocurre tan rápido cuando los brazos del desconocido me rodea tirándome al suelo, varios disparos me hacen gritar y tapar mi oído, el tipo me protege con su pesado cuerpo. Quiero levantarme al ver el auto negro aumentar su velocidad y desaparecer en la oscura noche.
—¿Está bien?—Inquiere preocupado, cuando el herido es él.—¡Está loco!—grite molesta porque arriesgo su vida por una desconocida.
—Vaya por lo menos deberías agradecer, eres una ingrata. Auch— cuando voy a decirles sus verdades el tipo se queja.
—Estas herido, necesitas un medico— digo desesperada, el asiente sosteniendo su costado, se levanta con dificultad y hago lo mismo. Busco mi cartera y cuando voy a marcar al número de la ambulancia los focos de un auto nos alumbra y cuando veo de quien se trata aprieto los labios, mi padre baja desesperado y me observa de pies a cabeza.
—¿Hija te encuentras bien?—Cuando le voy a responder observa al desconocido—¿Quien es este hombre?
—El me salvo, necesita un medico urgente, esta sangrando mucho.— Mi padre se acerca al desconocido y agradece, luego le ordena a sus gorilas que lo suban al auto.
—José lleva el auto de mi hija y Ariannela tu y yo debemos hablar pero primero llevaremos a este hombre a un hospital.— Asentí sin decir ni una sola palabra.
Creo que esta vez mis juegos trajeron consecuencias y graves.
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Seduciendo A mi GuardaEspaldas.
RomantizmAriannela Miller es una chica con los más límites de arrogancia que puede existir. Su vida no ha sido fácil, guarda un secreto que lamenta día a día, ella se ha vuelto fría como el hielo, oculta su verdadero yo dentro de una máscara protectora, sin...