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El invierno que estaba comenzando ya estaba llegando a su fin, y se sabe que los finales de invierno son los más fríos y tormentosos.

Nuestra querida pareja habia sido atrapada en una noche la cual parecía que seria un diluvio.

— si quieres puedes tomar una ducha antes, ya sabes donde esta el baño.

— mhmn, gracias, ¿tú no te darás una ducha?.

— nah, ¿acaso quieres que nos bañemos juntos?.

— olvidalo.

— ja, ja avísame cuando termines para que te pase la ropa.

— bien.

La tormenta los habia atrapado y empapado cuando Sanemi fue a por Iguro quien había salido junto a sus nuevos amigos que estaban con él, ellos también tenían quien los recogiera así que se despidieron de él.

La casa de Sanemi era la más cercana por lo cual fueron allí, como se habian empapado completamente, el anterior nombrado tendría que darle algo de ropa al azabache para que no cogiera un resfriado, ahora estaba pensando en algo que le quede pequeño, para darle al menor, ya que si le da una de sus prendas se le podrían caer debido al pequeño cuerpo del Omega, aunque no seria mala idea.

— ¡Nemi!.

— oh, lo siento, enseguida te doy algo.

Cuando le dio unas prendas para que se las pusiera, como él ya se había cambiado decidió bajar a la sala y esperar a que el menor terminara mientras él estaba con su celular, hablando con sus amigos, eso decían que eran aunque, no le importa mucho.

— ¿estás seguro de hacer eso?.

— sí, ¿por qué?

— ......

— sé lo que piensas, el echo que tu novio y el mío sean amigos no quiere decir que tú también lo seas, además, eso no es de tu incumbencia.

— .....

Estaba hablando con Sabito, quien al parecer ya no seguiría, estuvo por ver que le habían escrito Tomioka y Uzui cuando notó que su azabache ya había bajado.

Dejando su celular en el sofá se acerco para darle un beso, el cual quería seguir de no ser por la falta de aire.

— veo que mi ropa te queda perfecta.

— los pantalones se me caían, tuve que sacar un short de tu armario, y cuanta ropa tienes, pareciera que tuvieras para cada día.

— mnm, eso es bueno, ¿tienes hambre? Te preparare algo de comer.

— claro, pero no quemes la cocina.

— oye, tu amado es dueño de restaurantes, por supuesto que no quemare la cocina.

— ay claro, la otra vez casi quemas la cocina por dejar el gas encendido.

— eso fue solo una vez, entonces espera aquí tranquilo mientras tu Alfa te cocina algo.

Lo dejo sentado en el sofá mientras se iba a la cocina no sin antes darle un beso, mientras que el azabache tendría que esperar sentado con su celular en mano.

En estos meses, que fueron cortos pero largos para ambos, Iguro se fue dando cuenta que Sanemi era la definición de hombre perfecto, o bueno según él, cada uno tiene sus gustos, a unos les gusta pura babosada y a otro puro viejos con dinero.

Su Alfa era atractivo, tenia dinero, era respetuoso, amable, con buen carácter, buen cuerpo, ¿habia algo que él no tuviera? Pensaba que no, además de que gracias a él ahora ya no estaba tan solo, tal pareciera que tenia el propósito que que conociera a todas las personas que él conocía para que convivieran juntos, tal y como lo hizo con Kanroji, Tanjiro, Zenitsu, Inosuke, Genya, Sabito y Yoshio, aunque no habia conocido muy bien al último ya que solo lo vio una vez, pero era comprensible ya que estaba en la universidad.

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