(no) tragado por el mar (SuperCorp)

Capítulo 3

Quince años antes.

Lena ha cabalgado durante horas, casi todo el día. Tiene la piel sofocante y está empapada en sudor. Sus botas altas de cuero le rozan, incluso a través de los ajustados pantalones blancos de montar que se puso esta mañana. Incluso lleva las mangas remangadas hasta el codo, pero eso no le da mucha tregua. Hoy no. No cuando está en pleno proceso de presentación.

Es curioso, porque al principio se sintió excitada cuando sintió el calor en los huesos. Sabía que algo había cambiado. Por fin ha sucedido, pensó.

Pero se equivocaba. Ella nunca quiso esto.

Apenas puede mirarse a sí misma ahora, por eso está aquí fuera. Hay menos superficies reflectantes en la naturaleza. Sólo los cascos rítmicos de Simon, su árabe, y hectáreas y hectáreas de tierra para explorar bajo un cielo azul claro. Lo suficientemente lejos como para... alejarse. Para siempre.

Lillian había estado antes con ella en la consulta del médico. Lena aún recordaba la expresión de asombro de su madrastra. Se pregunta qué habría hecho su padre. ¿Se habría sentido orgulloso? ¿Horrorizado? Hacía poco que había fallecido, un extraño accidente según los periódicos, así que ella nunca lo sabría.

A medida que su granero se hace visible, Lena no puede evitar pensar... todo será diferente. La preferencia que había tenido por sus amigos mayores, omega, estaría mal vista. Ya no estaban a salvo, por mucho que Lena argumentara lo contrario. Sería separada, probablemente enviada a un internado sólo para alfas.

Nada sería igual.

Se lamenta de este hecho durante el proceso de acicalar y secar a Simon con una toalla. Arroja la pesada montura de cuero contra la pared y se quita las tachuelas. Una voz la sobresalta cuando intenta desabrocharse el casco.

"¿Dónde has estado, hermanita? Has estado fuera todo el día".

Es Lex, su hermano, de pie en la puerta abierta del granero. La luz de su cara es oblicua debido a la luz del sol. La mitad de sus atractivos rasgos están en la oscuridad.

"He estado montando a caballo", Lena aprieta con más fuerza los aperos. La cuelga junto a la silla de montar en la pared.

No puede mirarle a los ojos. No sabe por qué. Nunca se habían peleado. Su relación con Lex ha sido perfecta, tal vez por eso tiene miedo. Esto es un rayo en la rueda, y de alguna manera, ella sabe... que esto no es lo que él quería.

"¿Adónde fuiste?", le pregunta conversadoramente, entrando en el granero, pero Lena se da cuenta de que está molesto. Como si lo hubiera dejado fuera de algo. Lex siempre quiere saber todo, y Lena suele decírselo.

Pero esta vez no. Lena no responde. En lugar de eso, se quita el sudoroso casco de montar y lo coloca suavemente en el banco cerca de la caseta de Simon. Se pega el pelo apelmazado a la piel y se lo aparta de la cara. Trata de mantenerse erguida, de arreglar su postura como Lillian le había enseñado constantemente. Intenta encontrar la mirada de su hermano, pero Lex se ríe en voz baja, aunque Lena no está segura de por qué.

"Me enteré de la gran noticia", se recuesta contra el puesto frente a ellos. Después de un momento, salta para sentarse en él, con las piernas colgando, con aspecto tranquilo y despreocupado.

Lena no siente nada de eso. Después de la cita, Lillian se había ido inmediatamente al balneario. Algo sobre el 'inicio de una migraña'. ¿Dónde se había enterado Lex? ¿Por el ojo de una cerradura?

"¿Cuándo pensabas decírmelo?", continuó. "Aunque supongo que no tendrías que hacerlo, puedo olerlo".

Eso hace que Lena respire entrecortadamente, sus hombros se tensen, pero nada cambia en Lex. Sigue relajado y pateando con los pies contra la media puerta de madera. Sigue siendo su hermano, pero Lena se paraliza igual. Olores, feromonas... antes no formaban parte de su mundo. Ella no sabe lo que significa. No sabe qué hacer. O decir.