Solté un largo suspiro antes de comenzar mi historia.
- Mm....pues mi historia no es tan "divertida" como la tuya, es más, es bastante trágica, penosa y patética- suspiré.
- No creo que sea patética y penosa si es algo que te asusta.
- Tal vez - dije no muy convencida - Vale, un día salí con una persona a la cual vamos a llamar Eme, no quiero dar información de esa persona - aclaré - por eso el apodo.
Minho asintió con la cabeza mientras cruzaba sus brazos y ponía toda su atención en mí.
- Esta persona, que tenía cambios de humor muy drásticos, y yo fuimos a un parque para pasar el día, todo iba bastante bien, dentro de las posibilidades, paseamos, hablamos, comimos helado....pero de repente, tal y como pasó ahora, comenzó una tormenta de la nada. Corriendo buscamos refugio en una caseta que había allí. Él se enfadó y comenzó a gritarme ya que el día se había estropeado. Claramente yo le decía que no pasaba nada, solo era lluvia y que pasaría pronto, eso pareció calmarle. En ese periodo de tiempo, él estuvo rondando por la caseta y pronto empezó a patear cosas. Para mi mala suerte, una de ellas era de cristal, este se rompió y el cogió un trozo.
La cara de sorpresa en su cara era notable.
- Los rayos cada vez se hacían más presentes haciendo aquel lugar más y más tétrico. El sonido aquel me agobiaba. Yo le grité que se calmara y que parase. Pero su bipolaridad arremetió contra mí y me hirió los brazos y la espalda. "Eme" se fue gritando que todo aquello era culpa mía, dejándome sola en aquel lugar oscuro escuchando los rayos rugiendo en el cielo - suspiré - me quedé allí sin poder moverme durante dos días, dos días en los que la tormenta no paró. Por suerte, el dueño del lugar, entró para recoger unos materiales y ahí fue cuando me encontró. Realmente no se ni como sobreviví, pero aquí estoy - Sonreí - desde aquel día me quedó un trauma y unas cuantas cicatrices - dije estirando un poco el cuello de la sudadera, que me estaba grande, y enseñándole un par de cicatrices que me quedaron en el hombro.
Su expresión ahora era de espanto.
- Te dije que era una historia trágica, patética y penosa - Sonreí forzosamente.
- P....pero....¿No lo denunciaste?
Yo negué con la cabeza.
- Tampoco servía de mucho a esa persona, terminaría saliéndose con la suya. Por suerte, no lo he vuelto a ver desde entonces y yo estoy bien. Ahora es una experiencia, desafortunada, pero sigue siendo una experiencia de la que aprender y algo que contar.
- ¿Solo sabes mirar el lado bueno de todo? - dijo sorprendido
Yo me encogí de hombros.
- Eso me hace sentir bien, tampoco es un problema verlo desde ese punto de vista.
- También es verdad.... - suspiró mientras pasaba su mano por mi cabeza a modo de consuelo.
- Pero bueno, ya todo pasó y aquello queda en "anécdota" - dije feliz y rompiendo la tensión que recién se había creado.
Él sonrió.
- Cuéntame algo más. – le dije.
- ¿Qué quieres que te cuente?
- ¿Usas gafas o lentillas? ¿Cuántas dioptrías tienes? – solté de repente.
- ¿Enserio? - rió - De todas las preguntas que podrías hacerme, ¿me preguntas por las dioptrías?
Yo me encogí de hombros asintiendo.
- Esta pregunta no es muy personal y así sabré cuan cegato eres - reí
- Pues realmente no tengo muchas, tengo miopía, 0'25 en cada ojo – respondió – casi no necesito ni usar gafas, pero las tengo por si acaso.
- Oh, ya veo, mejor entonces.
Y fue así que, con preguntas sutiles, fuimos aprendiendo un poco más del otro.
Además, para mi suerte, los rayos ya habían cesado.
Hasta aquí el capítulo de hoy ¡Espero que lo hayáis disfrutado muchísimo!
¡Muchas gracias por todo el apoyo! ¡Nos vemos en otras historias!
AUTORA DE: Kaori, la esfera mágica.
EDITORIAL: Ediciones Arcanas.
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Un Millón - Hyunjin - Stray Kids | ✔️ TERMINADA
FanfictionAlina, Lynn para los amigos, es un chica pobre, tiene que estudiar mientras trabaja en una cafetería y una gasolinera para poder ayudar a su familia. Un día, un pequeño accidente en una universidad para ricos cambia su vida para siempre. Allí conoce...