愛|03

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Maldijo en su interior el terrible dolor de cabeza, culpa de la resaca por la bebida de anoche. Suspiró fuerte, llevando una mano a su frente, arrepintiendose y pidiéndole a Dios que lo ayudase de ahora en adelante a no beber.

Miró a su costado al sentir una suave respiración. Sus labios se entre abrieron, donde su mente cobró memoria de lo que sucedió.

Miró abajo, viendo como el torso de aquella mujer, amiga, secretaria suya lo tenía desnudo con la manta cubriendo sus pechos; se miró a sí mismo, levantando la sábana para verse completamente sin ropa.

Soltó el aire con suavidad al saber la cereza del pastel de la noche pasada.

Sahra se removió, buscando una mejor posición. Chan sonrió con ternura.

Llegaron del bar al apartamento del jefe medio ebrio. Tomar tanto licor le hizo cobrar muy caro. El amargor de su garganta le decía que casi bota su bilis por la boca de tanto vomitar.

Sahra, quien estaba más sobria y fue la responsable de traerlo a casa a salvo, fue la que lo ayudó en todo; incluso a lavarle los dientes.

-Sahra... -bisbiseó Chan después de ver cómo se ataba el cabello con elegancia. ¿Acaso esa mujer no dejaría de atraerlo tan fácilmente? Con solo algo simple ya la deseaba.

-¿Uhm?

-Quiero besarte -su amiga lo miró con reproche.

-Sabes que no tienes porqué pedir permiso...

-Pero quiero oírlo -interrumpió.

Ella suspira, mirándole directamente a los ojos- Tienes la liberta de hacerlo, Christopher -el mencionado sonrío coqueto. Le encantaba que lo llamase por su nombre, sonaba tan sexi cuando ella lo decía.

No esperó y atrajo a la más baja hacia su cuerpo, atrapando sus labios que ansiaba probar de nuevo con los suyos. Sahra le correspondió al instante, atrayéndolo más a ella al cruzar sus brazos sobre su cuello.

Cada vez se volvía más intenso, más desesperado, más sensual.

Chris cargó a Sahra hasta llevarla a su habitación y allí ambos deshacerse de la ropa que les incomodaba.

Al cabo de un rato, la mujer abrió sus ojos, encontrándose a Chan jugando con un mechón de su pelo.

-Buen día -saluda, tapando su bostezo con la mano. Chan le responde con esa voz ronca que tanto ama escuchar cada vez que amanecen así.

Se sentó. Llevando consigo la sábana para no dejar su torso al descubierto; no obstante, el hombre miró su espalda y su trasero, divertido y admirando aquellos dos hoyuelos que se le formaban en la espalda baja de aquella mujer.

-¿No te falta algo? -preguntó, sentándose.

-La ropa -suelta con una sonrisa ladina. El del sexo masculino niega, lanzándose hacia ella y besarla hasta acostarla de nuevo.

Sahra por su parte, golpeó el duro pecho de Chan para apartarlo, pero no lo logró. Fue hasta que él mismo se apartó porque el aire no le llegaba a los pulmones.

-¡Te he dicho ciento de veces que no me beses en la mañana sin cepillar! -vociferó, un tanto molesta. Detestaba que lo hiciera con la boca mal olienta. Pero el contrario solo reía. A él no le importaba en absoluto hacerlo, le daba igual.

-Entonces... a ducharnos -habla, sacándola de la cama y llevársela cargada hasta el cuarto de baño. La mujer dio un fuerte respingo acompañado con un pequeño grito al sentir el mínimo vacío cuando los fuertes y musculosos brazos del mayor la rodearon, alzándola.

True Love Romance Show // Hwang HyunjinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora