Prólogo.

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02 de febrero de 1999.

Las guerras siempre traen consigo muerte y desastre, nadie imaginó que con la segunda guerra mágica perderían a muchas personas importantes. Remus, Tonks, Colin, Fred... Todos partes importantes del corazón de todos aquellos combatientes que dieron hasta lo último para salir victoriosos.

Se cumplían nueve meses del fin de la guerra, los caídos fueron enterrados unos días después del fin de esta, todos aun sentían la pérdida de sus parientes, pero los más afectados fueron George y Lynx. Él había perdido a su otra mitad, a su gemelo, mientras que Lynx había perdido a su llama gemela, su novio. Para ella, el dolor de perder a Fred fue aún más grande que el que sintió al perder a su padre en el quinto año.

Fred, George y Lynx no siempre fueron el trío inseparable que eran antes de la guerra, Lynx perteneció a Slytherin, ellos a Gryffindor; todos sabemos la rivalidad entre ambas casas. Su amistad surgió en el segundo año de los menor, Lynx tenía un gran alma bromista oculta bajo las grandes capas de seriedad y modales, ella no era como la mayoría de los Slytherin, muchos concordaban en que el sombrero se había equivocado con ella. Después de un tiempo los gemelos y ella se volvieron inseparables al conocerse bien.

Tiempo después Fred y Lynx se dieron cuenta de que la relación de amistad que llevaban pasó a otro nivel y resultaron confesando sus sentimientos en la torre de astronomía, desde entonces habían sido novios.

La platinada observaba a todos lados, había muchas personas en el cementerio visitando a sus familiares, no pudo evitar derrumbarse al ver la tumba con el nombre de su Freddie tallado en la lápida.

Fred Weasley
Amado amigo, hijo, hermano y novio.

"Has de cada día una broma nueva..."

01-04-1978|02-05-1998.

Sonrió débilmente al leer la inscripción y pasó los dedos sobre esta, él siempre decía eso y siempre lo cumplía. Levantó la vista y su sonrisa fue borrándose poco a poco al ver al frente a George igual o peor de lo que se ella se encontraba, se levantó despacio para fundirse en un abrazo con él, habían perdido a la persona más importante de sus vidas y no sabían manejar el dolor, sin embargo, se tenían el uno al otro, pues entendían por lo que ambos pasaban.

-Perdóname, Georgie. -dijo Lynx con la voz rota. -Perdóname, no lo pude salvar, debí haber sido yo...-El pelirrojo se separó de ella y la interrumpió antes de que pudiera seguir.

-Deja de decir estupideces, Lynx. -Habló molesto entre llanto. -Todos los meses me dices lo mismo. No es tu culpa, además ¿Cómo crees que estaría Freddie si hubieras sido tú? ¿Qué sería de nosotros? ¿Qué sería de mí sin mi mejor amiga?

-Lo siento, no pude sacarlo de ahí antes...

-No es tu culpa, pequeña serpiente. -Dijo George abrazándola de nuevo. -Debes dejar de culparte. -Acunó su rostro en sus manos y miró un punto detrás de ella. -Llegó Harry.

Ambos se separaron limpiando sus rostros de lágrimas y caminaron hasta el de ojos verdes que estaba con la tía y sobrino de Lynx, Andrómeda Tonks y Teddy Lupin. Al llegar saludaron al chico y se vieron envueltos en una plática hasta que Andrómeda decidió retirarse.

- ¿Vienes, Lynx? -Preguntó la señora Tonks hacia la platinada.

-No, tía. Me quedaré un rato con los chicos y luego iré a Gimmauld Place o a la Madriguera. -La bruja la miró con desconfianza, pero aceptó su decisión.

Lynx vio cómo se alejaban y no pudo evitar pensar en cómo era de parecida la situación del pequeño bebé con la de ella o Harry, la guerra le había arrebatado sus padres a una edad temprana, por lo menos el pequeño Teddy crecería en un mundo repleto de amor y sin guerra, de eso se encargaría ella.

Los chicos hablaban entre ellos tranquilamente, y se odió a ella misma por tener que dañar el pequeño momento de paz que logró tener el pelirrojo a su lado, pero tenía que hablar con ellos y saber su opinión sobre la decisión que había tomado.

-Chicos, necesito hablar con ustedes ¿Podemos ir a un lugar más privado?

-Claro...-Dijeron los dos extrañados.

Se tomaron de la mano y aparecieron en Gimmauld Place donde al entrar Walburga Black empezó a hacer un escándalo a Lynx por llevar a "Un traidor a la sangre" a su casa. La pelinegra solo la ignoró como había hecho los últimos días desde que la trató mal cuando esta escuchó la decisión que había tomado mientras la consultaba con Herms, siguió su camino hasta la sala con los chicos detrás de ella.

-Bien, ¿Qué quieres decirnos? -Preguntó Harry y ella hizo una mueca y se sentó invitándolos a ellos a hacer lo mismo.

- ¿Tan malo es? -Preguntó George esta vez en un intento de broma. Ella suspiró y procedió a hablar.

-He tomado la decisión de irme de Londres. -Dijo firmemente esperando la reacción de los dos, pero al ver que no hablaron continuó. -Yo... necesito irme, despejar mi mente, tratar de encontrar paz. -Dijo rompiendo en llanto al ver que George se levantaba y miraba por la ventana, permitiéndose ambos ser débil solo por ese día.

George ya estaba preparado para eso, sabía que en algún momento lo haría y entendía que era lo que ella necesitaba, pues era consciente del dolor que se reflejaba en sus ojos cada vez que le veía a la cara, ya que también veía a Fred, razón por la cual la ojiazul evitaba mirarle últimamente, eso y la culpa que sentía, pues ella había estado con Fred cuando murió.

-Lo entendemos, Andy. Créeme que lo hacemos, yo más que nadie; entuen lo difícil que debe ser para ti mirarme y no pensar en Fred, para mi lo es. Si crees que es lo que necesitas para dejar el dolor atrás, te apoyaré en lo que necesites. Solo espero que no nos saques de tu vida. -Habló George tomando su mano al llegar a ella.- Te acompañaría, pero no puedo dejar la tienda sola.

-Te ayudaremos en lo que necesites, pequeña. Somos familia ¿Recuerdas? -Dijo Harry tomando su otra mano.

-Gracias, chicos. -La pelinegra se limpió las lágrimas. -Los quiero.

-Nosotros a ti.

Midnight Star | Paul Lahote (Harry Potter x Crepúsculo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora