i. Bienvenidos a Yokohama

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¿Sabritas o Doritos? Ambas bolsas estaban en sus manos y no sabía cuál elegir desde hace un par de minutos, para esté punto parecía que ya había incomodado al cajero que le miraba desde hace un rato, era indecisa no lo iba a negar.

Al final se llevó las dos porque se sentiría mal si no llevaba nada. Entrar a una tienda y no salir con una cosa como mínimo le hacía sentir culpable aunque no debería de ser así.

Y también tomó un refresco ¿Por qué no? Una botana con refresco era lo mejor, no una de las mejores cenas pero era bueno.

── ¿Si me dió bien el cambio? ── Se preguntaba mientras miraba el ticket.

Si estaba bien, pero nunca estaba de más revisar.

Cómo revisar por dónde caminaba, así que volvió a mirar al frente.

No iba a negar que Yokohama era un lugar bonito, si ignoraba los crimenes que sucedían diariamente, los edificios iluminados con la luz rosada del atardecer y las luces del alumbrado público daban una imagen hermosa, común, pero bella.

Después de todo un atardecer era hermoso.

Eso era algo que ella pensaba desde que llegó a Yokohama, solo en esa ciudad había tenido el tiempo de disfrutar esos momentos.

Solo en ese lugar podía disfrutar de esas cosas.

Solo en Yokohama podía hacer eso.

Porque estaba muy lejos de casa.

Eso lo sabía desde hace un par de días, no lo había logrado captar en un inicio, en realidad lo último que piensas al despertar en un apartamento extraño era en qué cuidad estabas.

" ¡¿Me secuestraron?! " Recuerda haber gritado mientras empezaba a hiperventilar.

Cuando nadie vino a verla y vió que en realidad no se encontraba encerrada se tranquilizó, tan solo un poco, antes de dar un repaso mental por todo lo que había pasado antes de despertar ahí.

Nada, no recordaba nada.

Así que dejó de intentar recordar y solo se centro en qué tenía que hacer ahora, encontró dinero dentro de una maleta, además de su mochila de clases y con eso había sobrevivido hasta ahora, ocupaba ese departamento como su hogar y aunque se había intentado contactar con alguien los números se marcaban fuera del área de servicio.

Se planteó regresar a su antigua casa cuando vió que no corría ningún peligro y podía irse en cualquier momento, pero realmente le había gustado ese lugar.

El universo la había llevado a un departamento con dinero ¿Quién era ella para ir en contra del universo?

Tenía dudas, claro está, ningún secuestrador te deja en un apartamento con dinero para que puedas vivir, pero creyó que sería más extraño ir a la policía y decir que la habían secuestrado y dejado en paz con una vida ya hecha, mucho peor tener que decir eso a sus padres.

Hasta sonaba mejor y más creíble decir que se había escapado de casa.

¿Qué sonaba mejor?

──Hola mamá, no te preocupes por mí solo fuí secuestrada y llevada a un departamento en Yokohama y... ¿Cómo se encuentran en casa?

O

──Me escapé, perdón pero quiero empezar a vivir mi vida.

Las dos sonaban mal pero mínimo la segunda no la haría ver como una loca.

Además estaba segura de que ya era muy tarde para decirle que era una broma.

Pensar en eso solo la hacía sentirse nerviosa y no le gustaba estar nerviosa.

Café Molcajeteado ┆ Ranpo EdogawaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora