Jimin observó en divertido silencio cómo ambos, Taehyung y Hoseok, farfullaban con sus caras pálidas. Había llegado a la conclusión de escucharlos y por sus caras, que en este planeta los hombres no eran los que tenían a los niños.
Jugó con un largo mechón de su cabello, contento de estar envuelto en los fuertes brazos de Taehyung mientras esperaba a que los dos hombres se recuperaran de la impresión.
—¿Hablas en serio? ―preguntó Hoseok, sus ojos azules muy abiertos.
Jimin se vio fascinado por el color de la piel del hombre. El color parecía rico y suave, y Jimin luchaba contra el impulso de extender la mano y tocar la piel del hombre para probar su textura. Y su cabello. Jimin nunca había visto tantas pequeñas trenzas en la cabeza de una persona. La combinación de los dos era tan absolutamente interesante. Sus dedos picaban de necesidad por tocar y descubrir, pero Jimin valientemente luchó contra el impulso.
No quería molestar al hombre más grande con su inadecuación. Pero el deseo que sentía de explorar era muy tentador.
Su hermano siempre lo había acusado de ser una persona táctil, tocando y acariciándolo todo cuando debería mantener las manos quietas. Jimin nunca había tratado de negar la acusación.
―Sí, muy en serio. ―Jimin trató de no sonreír cuando Hoseok lo miró boquiabierto de nuevo. Pero luchar contra las ganas de reír fuerte era muy duro. No todos los días uno ve cómo dos guerreros pierden por completo su calma.
―¿Tú, tienes...? ―Taehyung hizo una pausa, tomó una profunda respiración, soltando el aire con fuerza mientras se pasaba la mano por el pelo―. ¿Tienes hijos? Ya sabes, ¿allá en Zinoa?
La cara de Jimin se calentó, pero se obligó a mirar hacia arriba y encontrarse con la mirada de Taehyung. ―No. Nunca he tenido uno. Estoy por debajo de la edad de reproducción por unos años, mi cuerpo no está lo suficientemente maduro todavía. Embarazarme ahora sería demasiado peligroso tanto para el bebé como para mí. Además, un Zinoan generalmente opta por no criar hasta que encuentra a su alma gemela predestinada. Hay medidas preventivas que pueden tomarse para garantizar que la concepción no se produzca.
―¿Así que no has encontrado a tu alma gemela?
Jimin negó con la cabeza. ―No he tenido esa suerte. ―Él sonrió con suavidad―. Algún día.
No había manera de que pudiera decirle a Taehyung sus sospechas sobre él. Eso sólo serviría para que el terrícola entrara en pánico, y Jimin necesitaba la ayuda de Taehyung para sobrevivir si se quedaba atascado en este planeta durante un tiempo. Además, ¿cuántas probabilidades en total habría de que al salir de su propio mundo encontrara a su alma gemela en otro planeta? Simplemente ninguna sería su suposición. Su hermano, Yoongi, había estado buscando a su alma gemela desde que había alcanzado la mayoría de edad de reproducción, más de diez años atrás. Jimin lo había visto sentirse cada vez más y más abatido al pasar los años, y perder la esperanza de encontrar algún día al predestinado a ser suyo.