D O C E

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sho Linko, ¿has visto mi bolso?

Taehyung se volvió a ver a su hermoso amante, los largos rizos recogidos en una coleta en la parte superior de su cabeza, sus ojos plateados brillaban de alegría, su vientre embarazado empezando a mostrarse bajo el lindo vestido de lunares rosa y blanco que llevaba.

Dos meses habían pasado desde que Jimin se había estrellado en su pequeña granja, y Taehyung se sentía más y más enamorado de él conforme pasaban los días. Justo la noche anterior, Taehyung había sentido a su bebé patear por primera vez, y se había sentido tan conmovido, que Taehyung pasó el resto de la noche mostrándole a su príncipe extraterrestre lo mucho que lo amaba.

Taehyung sonrió y dejó las partes del tractor que había estado limpiando sobre la mesa de la cocina. Limpiándose sus sucias manos en un trapo casi igual de sucio, tiró el trapo a un lado y le indicó a Jimin que se acercara.

―Tu bolso estaba sobre la mesa de café en la sala de estar la última que lo vi. ―Empujó a Jimin hacia la abertura entre sus piernas, inclinándose hacia delante para colocar un pequeño beso en el vientre que albergaba a su hijo―. ¿Para qué lo necesitas?

Jimin sonrió. ―Tenemos que ir al pueblo y comprar algunas cosas en la tienda de comestibles. Leche, queso, pan... ―Hizo una pausa y su sonrisa pícara retornó―. Chocolate.

Taehyung se echó a reír. ―¿Te lo acabaste ya? ―Apenas la semana pasada había comprado casi tres kilos de chocolate negro, para deleite de su bebé. Al igual que la mayoría de las mujeres embarazadas, Jimin había desarrollado una afición extrema por el placer agridulce.

Excepto que Jimin no era una mujer sino un extraterrestre del espacio exterior.

Y a Taehyung le gustaba de esa manera.

―¡El chocolate es tan rico! No puedo evitarlo... ―Jimin se mordió el labio inferior, sus ojos llenos de lágrimas―. Lo siento.

Taehyung en silencio gimió. «Condenadas hormonas de embarazo». Él sonrió y tiró de su pequeño amante más cerca, tratando de no tocar con sus sucias manos el bonito vestido de Jimin.

―Bebé, no me importa si te gusta el chocolate. Si deseas cien kilos de esa cosa, pues te los compraría en cada tienda del pueblo sólo para hacerte feliz. Puedes tener todo el chocolate que quieras ―prometió Taehyung.

Jimin le dio una pequeña sonrisa, acuosa. ―¿De veras? ―preguntó.

Taehyung asintió. ―De veras, de veritas.

爱的迫降 [ VMin ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora