8.

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Fui al trabajo como de costumbre y salude a todos en el piso, me llevo bien con todos. Antes de ser secretaria me encerraba en mi misma y pensaba que yo le desagradaba todo el mundo y evitaba charlar demasiado, pero al interactuar con mis compañeros pude comprobar que todos son agradables y el problema estaba en mi actitud temerosa. Tengo que entender que ya no se trata de la escuela secundaria, en donde era motivo de burla para todos, eso ya quedo atrás. ¿No?

Aunque no quería hacerlo tenía que pasar a la oficina de mi jefe, luego de la borrachera de anoche no sabía cómo verlo a la cara. A modo de excusa fui a buscar un café a la cocina para llevárselo, bien cargado y sin azúcar como a él le gusta. Tome coraje y finalmente entre no sin pena a la oficina del señor Aizawa, como de costumbre él estaba ya desde temprano.

— Buenos días señor Aizawa, - él despego la vista de su computadora para verme, - le traje su taza de café como siempre.

— Buenos días ____.- se quitó los lentes y mientras los limpiaba con la parte inferior e su camisa me pregunto.- ¿Cómo estas de tu resaca?

— Oh... bien.... Yo lamento mucho si le ocasione algún inconveniente ayer.

— Descuida, me agrado ver una nueva faceta tuya.- contesto con una leve sonrisa en el rostro. Verlo así no me facilitaba las cosas.

— Una faceta muy vergonzosa, sin duda. – respondí.

— Para nada,- dictamino- tu misma te diste cuenta que estabas ebria y decidiste marcharte, como cuando te pusiste de pie tambaleaste un poco decidí acompañarte hasta tu casa para asegurarme de que llegaras bien.

— Gracias por eso. ¿Usted cómo se encuentra?

— Normal,- dijo volviéndose a colocar los lentes limpios,- tengo mucha resistencia al alcohol.

— Y veo hum... entonces usted... ¿recuerda que le prometí traerle un Bento?- él abrió los ojos asombrado.

— No esperaba que lo recordases....- contesto.- Veo que eres de las que conservan en la memoria lo que dicen con copas de más.

— Para mi desgracia recuerdo la mayoría de las cosas...- reconocí.- Justo esta mañana cuando desperté recordé lo del bento y no he tenido tiempo suficiente de hacerlo... si me podría esperar hasta mañana se lo traeré.

— Por mí no hay problema, - dijo cruzándose de brazos y recostándose en su silla.- Puedo esperar por ese bento.

— De acuerdo. – el ambiente se había tornado incomodo así que decidí huir.-Hum... entonces volveré a mi escritorio a continuar con los documentos...

— Claro.

Me apresure a salir de la oficina con la cara totalmente roja. ¡Qué vergüenza que pase!



Pase el resto de la jornada tratando de concentrarme lo más posible en el trabajo para no recordar la pena del día anterior, me concentre tanto que olvide por completo el día que era hoy: Día de entregas.

Oí que el ascensor se abría pero ni siquiera me moleste en alzar la vista, supuse que era alguno de los del departamento de ventas o de compras que venían a dejar algún documento o formulario. Fue muy tarde cuando alce la vista y vi parado frente a mi escritorio a Keigo, con un casco en una mano y el paquete de entregas en la otra. Me quede paralizada.

Lucia apuesto como siempre, con su campera color café y sus lentes amarillos, tenía algo de barba en el mentón y unos aretes rojos en las orejas que le lucían bien. Una sensación de nostalgia me invadió, los recuerdos de lo bien que lo pasábamos en la infancia me inundaron, pero también aparecieron los recuerdos de aquel día. Era una sensación agridulce.

Todos quieren a la gordita ~Harem inverso AU BNHA x chuby lectoraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora