¿Love? // China x Japón // Violentómetro(?

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“No son celos.”

En la actualidad, la mayoría de parejas aborrecen y maldicen la creación de aparatos tecnológicos en los que las personas pueden desarrollar ciertas actividades sin necesidad de un mínimo esfuerzo, hablar, hacer llamadas, contactarse con sus buenos amigos y familiares, no olvidemos lo más importante; conocer nuevas personas, el único requisito solicitado es tener tiempo de sobra, una vida mediocre y el suficiente dinero para pagar el recibo de internet y luz.

En nuestro día a día, podemos observar a nuestro alrededor muchas personas que caminan distraídas a causa de sus aparatos electrónicos, madres que descuidan a sus hijos por centrar su atención en las interesantes noticias que aparecen en la pantalla de inicio, jovencitos que prefieren perder su tiempo jugando con sus amistades en línea, mientras que pocas personas se atreven a tocar si quiera la portada de un libro, se dice que el avance tecnológico es muy útil en estos días, algo que es completamente cierto, pero, a su vez, mientras más tecnología tenemos en nuestras manos, mayor es nuestra condena a vivir como sacos de carne sin alma ni sentimientos, dependientes de las opiniones ajenas que se pueden hallar en lo profundo del internet, una manera en la que las grandes élites, una vez más, se salen con la suya.

¡Oh! Teorías de personas paranoicas y que requieren de atención profesional lo antes posible. El uso de la tecnología es bastante efectivo y útil, siempre y cuando la persona que lo maneje sea responsable, madura, una persona que reconozca sus errores y sus logros, mientras todo se mantenga en orden, nada puede salir mal.
Japón es una persona realmente organizada, todos los días, apenas se levanta de su cama, toma una hoja de papel y un bolígrafo de color azul para poder escribir una lista de sus deberes, cosas que debe realizar durante su día para que cuando el reloj marque las 21:00 horas, pueda descansar con tranquilidad en compañía de su amado, dormir lo necesario es parte de su rutina diaria, ¿cómo podemos realizar nuestras actividades sin antes organizarnos? Es una tarea complicada, mas, no imposible.

El japonés había olvidado cargar su celular la noche anterior, normalmente, utiliza su aparato electrónico para poder escuchar algo de música mientras organiza sus actividades, siendo más específicos, musica de género clásico o Hyperpop, esto depende de su estado de ánimo: si se levanta de buen humor, suele escuchar las magnificas creaciones de Beethoven, siendo el caso contrario, escucha canciones de género Hyperpop, lo ayudan a desahogarse, a gritar en silencio, sin necesidad de mover ni una sola parte de su cuerpo, lo ayuda a mantener equilibrio en su mente.
No nos desviemos del tema, era uno de esos días en los que Japón se levantaba de buen humor, sonriendo, esa sonrisa que puede enamorar a cualquiera con solo mirarla unos segundos, su novio estaba preparando el desayuno, panqueques con jarabe de miel, frutas picadas en trozos pequeños y una taza de té verde, todo parecía ir bien, hasta que el teléfono de Japón se apagó, al fin, la batería había muerto.

— Oh, carajo. . Era mi parte favorita. — con el bolígrafo entre sus dedos, comenzó a golpear la pequeña mesa frente suyo con la  punta del bolígrafo, dañando la madera de la mesa, ¿cómo? Pues, por la fuerza, el bolígrafo deja una perforación en el mueble, haciéndolo ver desgastado y antiguo. Por todas partes buscó su cargador; debajo de la cama, entre sus pertenencias, en su estante de libros, pero nada, desapareció como si la tierra se lo hubiese tragado, ya que, tan solo hace unos minutos, estaba a su lado.

— Querido~ El desayuno está servido, aún no he lavado los trastes y el comedor se ve desordenado. . Lo mejor, por hoy, será desayunar en nuestra habitación, solo por este día, desayunemos mientras vemos algún programa interesante, ¿qué te parece? — En sus manos cargaba una bandeja de metal con forma triangular, sobre ella, un plato llano con panqueques calientes, al costado de estos, trozos de fresas, mandarinas y arándanos, también había una jarra diminuta que contenía el jarabe de miel, frente al platillo, dos tazas de té, a su izquierda, una tetera con agua hirviendo