Mírame |KakaObi|

[7]

Lo lograron, rompieron a alguien que siempre estaba feliz, que siempre estaba sonriendo...

¡Ahí tienen a un Kakashi deprimido tragando helado a más no poder!

Sakumo lo veía con pena ajena, Kakashi se veía tan depresivo y aún más con esas rolitas de desamor que se interrumpían por los anuncios ya que al baboso se le olvidó pagar la mensualidad del Spotify premium.

—Hijo, yo opino que deberías de hablar con mi yerno. — espetó el peliblanco con una sonrisa fingida.

Ver así de triste a su hijo le daba... No al chile no sentía nada, la verdad es que Kakashi le apañaba el sofá de la sala donde veía sus novelas turcas.

Y ya llevaba UN DÍA sin ver su novela turca, esa si no se la perdonaba al baboso de su hijo. Ya luego de la etapa depresiva le daría sus buenos putazos.

—No se me apetece... Él dijo que no le importaba lo que dijera ¡y me dejó llorando! — Kakashi se tiró al piso envuelto en su cobija con estampado de tigre. —  mi omega...

Sakumo se dió una facepalm tratando de controlar su impulso por darle tremendo chanclazo, de verdad que Kakashi sufría porque quería.

Estás generaciones de ahora cada vez más pendejas.

Teniendo su romance adolescente en las narices y nomás lo complican demás por el simple hecho de no recurrír al diálogo.

—HATAKE KAKASHI. — Llamó con voz firme. — En este jodido instante vas a ponerte de pie e ir a la casa de Obito a aclararle las cosas. Yo no voy a soportar más tiempo a un chamaco que sufre porque quiere.

El peliplata hizo un puchero y se puso de pie aún envuelto en su cobertor de tigre, se dirigió hasta su habitación y la cerró de un fuerte golpe.

Ya uno ni podía deprimirse a gusto porque lo están jodiendo con elevar el ánimo y esas mamadas. Puro invento del gobierno.

—A huevo, toca chingarse una narco novela en lo que estos críos arreglan sus pedillos. — Espetó el Hatake mayor acomodándose en el sofá y tomando el control para encender la televisión.

Ahí estaría sentadito esperando a ver la confirmación de su ship, osea ¿Sakumo? Sakumo el mayor fan del KakaObi, si nomás por ellos seguía creyendo en el amor.

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Iruka jugaba con el bordo de su camisa con nerviosismo, mantenía la cabeza baja porque trataba de evitar todo contacto visual con el azabache que lo analizaba con una mirada que no le gustaba para nada.

Sentía que aquel chico podía ver lo que pensaba, que en cualquier momento le diría que era un degenerado por estar en esas circunstancias e imaginar que Yamato lo estampaba con la pared y le murmuraba al oído un montón de cosas sucias mientras sus fuertes manos se adherian a su cintura.

—Dime Iruka, — Obito sonrió pretencioso y elevó una ceja para acompañar sus siguientes palabras. — ¿Qué sucedió exactamente entre Kakashi y tú hace unos días, alrededor de las 3:43 de la tarde en el área de casilleros?

Iruka tragó saliva e intentó recuperar la compostura, si no quería revelar su vergonzosa verdad tenía que parecer lo más convincente al decir su mentira.

Obito se cruzó de brazos y esperó paciente la respuesta del chico. Ya sabía todo el contexto pero igual deseaba escucharlo de la boca de Iruka, además debía de unir fuerzas con él para hacer sufrir al baboso de Kakashi y de paso a Yamato.

—Bueno... pues... verás... Nosotros solo nos dimos un beso para reforzar la amistad, ya sabes, un beso de compas. — contestó el castaño con nerviosismo y asintiendo levemente con la cabeza para reforzar sus palabras.