7.

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Ruggero P.

Nunca me sentí tan en paz como en estas tres semanas sin Agustín.

Se sintió tan bien el no contar con su presencia por todos estos días. Tanto que incluso no me importaría que vuelva a suceder.

No me importaría que se vuelva a ir. Da igual si regresa o no. Creo que necesita quedarse muy lejos por un tiempo más.

Quizá ni siquiera deba regresar. Le necesitan más dónde sea que esté.

—Y lleva estos papeles a la notaría, por favor. —le digo a Karol que asiente.— No te atrevas a perderlos que son las únicas copias que nos quedan. Ya entregamos el resto a los proveedores. Solamente nos falta el sello del notario para comenzar a construir.

—Okey. —asiente guardando la carpeta en su mochila.— También tengo que llevarle las llaves a Valentina, ¿Verdad?

—Si, y luego regresas aquí y nos vamos juntos a la nueva propiedad.

—Bien. He entendido. —se muerde el labio inferior.— Ya me voy.

—Ten cuidado. Te vi manejando la moto y eres en serio agresiva para conducir.

Se ríe con inocencia y se encoge de hombros antes de salir de la oficina asegurando que para el medio día estará aquí.

Está potencialmente feliz esta mañana. Eso es nuevo. Ella nunca está feliz un lunes por la mañana.

Nadie en realidad, pero ella menos.

—Ruggero, los planos están listos por si los quieres revisar antes de llevarlos a la nueva propiedad.

Nadia me saca de mis pensamientos. Asiento indicando que los revisaré.

Hemos adquirido una nueva propiedad, una vieja y anticuada casa a la que planeamos hacerle solamente unos arreglos pequeños. Refaccionar algunas cosas y agregarle algunas otras.

Pero para eso necesito los planos ya listos. Estamos haciendo un gran trabajo.

Es la propiedad a la que más presupuesto le vamos a invertir. Tiene que funcionar.

Paso el resto de mi mañana trabajando en paz.

Con Karol y Valentina fuera, eso es sencillo.

Digamos que mi mejor amiga está un poco obsesionada con hacerle la vida imposible a Karol. Y aunque le he dicho que pare ya, no me hace caso.

Y bueno, le prometí a Key que cuidaría de su hermana. Además, odio que Valentina se comporte así.

Parece una niña. Y no me gusta que esté constantemente intentando que Karol se sienta mal.

Le he dicho ya que no tiene por qué hacer comentarios fuera de lugar cuando la castaña está. Ella no tiene la culpa de que Agustín si quiera algo serio con ella.

Fue Valentina la que jodió su oportunidad con él cuando pudo tenerla. Ahora no puede seguir jodiendo la paciencia de alguien que no tiene nada que ver.

Son las doce y media cuando Karol vuelve, y la una cuando abandonamos la oficina para ir a comer. Aún tenemos tiempo de almorzar antes de irnos a ver la propiedad.

Estamos comiendo cuando noto que se remueve incómoda. Y cuando estira su mano para tomar la sal, noto su herida en la muñeca.

Juntos o No.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora