EPÍLOGO.

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Munich, Alemania.

Karol S.

—Okey. —acomodo la cámara en su lugar y me peino el cabello.— No iba a grabar pero siento que si no lo hago me voy a arrepentir.

Extiendo mi mano buscando la prueba de embarazo que dejé en algún lugar del baño mientras preparaba todo para grabar.

—No es que me crea influencer, es que este video lo vamos a ver, editado, obviamente, cuando se me acaben las ideas de regalos de aniversario.

Me río de mi propio chiste agrio mientras muestro la prueba en la cámara.

—No es algo cien por ciento real, de hecho creo que esto es solamente producto de mi imaginación. —admito.— Pero he llevado unos cuantos días con mareos y antojos un poco sospechosos y familiares. Así que me voy a hacer una prueba de embarazo mientras espero que sea hora de ir por Anna a la escuelita.

Saco la prueba de embarazo analizando su estructura, color y cualquier otra cosa que distraiga mi mente.

—Compré dos, una barata y una cara por si hay que confirmar. —explico a la cámara.— Y bien, aquí vamos.

Pauso el video y lo guardo antes de lavarme las manos y hacer la tan famosa prueba.

La guardo sin ver de regreso en su caja y vuelvo a lavarme las manos antes de salir del baño.

Aprovecho el tiempo para cambiarme de ropa y alistar el abrigo de Anna. Hace un frío terrible en Alemania.

¿No lo había mencionado? Por supuesto que no.

James, Annalise y yo nos mudamos a Alemania un mes después de la boda. Ahora él se dedica a trabajar y yo a cuidar de nuestra princesa.

Y no niego que ha sido difícil el tener que adaptarme a un nuevo lugar, pero lo hemos hecho funcionar.

Aunque nos costó el primer año. Después de todo, el matrimonio no estaba siendo como lo idealicé.

Los roces nunca faltaban y mis ganas de renunciar eran cada vez más frecuentes. Pero al día de hoy, simplemente no puedo estar más agradecida de estar casada y tener una familia con el hombre más maravilloso que ha cruzado mi vida.

De tanto pensar, paso por alto la hora y por consecuencia, apenas y me doy cuenta de que se me hace tarde así que si, dejo el video y la prueba de embarazo para después.

Tomo las llaves del auto y abandono la casa conduciendo directamente a la escuelita de mi reina. Y si, afortunadamente, llego a tiempo.

Me bajo a tocar el timbre y en dos minutos, la puerta se abre dejando ver a mi pequeña. Sonrío agachándome a su altura.

—Pero qué linda, mi amor. ¿Cómo estás?

—Hola, hübsche mama.

Besa mi mejilla. Sonrío fingiendo que entendí lo que dijo.

El problema con Anna es que su padre le habla en alemán, yo en español... Y bueno, a veces se me escapan palabras en italiano.

Así que si, habla en alemán con palabras en español y algunas otras en italiano porque sus primos le enseñan. Y como apenas tiene dos años y medio, pues no le entiendo ni un idioma ni el otro.

—¿Cómo se portó hoy? —le pregunto a la maestra. Ella me sonríe.

—Muy bien, nada más creo que no está durmiendo bien porque hoy quiso tomar la siesta antes e hizo una rabieta. Se negaba a trabajar. —la delata. Anna sonríe sin entender.— Por favor que siga repasando la canción a papá. Y ya lo escribí al grupo de padres pero también tiene que traer masa para moldear para mañana. En su libreta está todo anotado.

Juntos o No.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora