RETENIDO

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¿Que significado tenía la vida?

Se suponía que el mero hecho de poder respirar te hacía afortunado, a fin de cuentas habían personas que no tuvieron la oportunidad de hacerlo por mucho tiempo. Sin embargo ¿Valía la pena? ¿Realmente era obligatorio sentirse feliz por estar vivo, aún en sus condiciones?; La respuesta era un rotundo no, ya fuera algo desconsiderado de su parte, estaba más que seguro que él era uno de los menos capacitados para alegrarse por su vida, y es que ¿De que sirve hacerlo? ¿De que sirve existir si cada respiración es como un golpe directo al estómago? ¿Cómo estar agradecido cuando cada minuciosa acción está regida bajo el yugo de la obediencia? ¿Como amar la vida... cuando realmente nunca la has disfrutado?

– ... No se puede – Terminó por murmurar, mirando el cielo nocturno y sintiendo como el viento le mecía el mechón que le cubria el rostro. Andaba ya algo más largo para estas fechas, cubriéndole por completo su ojo izquierdo.

– ¿Que cosa?

Deidara echó la cabeza atrás, visualizando la figura del Uchiha a la inversa. No le esperaba ese día, eran las tres de la mañana y a excepción de los espíritus que había visto rondar por ahí, nadie más se encontraba despierto. Claro, aparte de si mismo, pero para el estado de meditación en el que había estado la última hora bien que se le podía considerar un fantasma más.

Esa sensación perezosa que te provoca el insomnio le hizo volver la cabeza a su lugar con fastidio.

– Depende que quien estemos hablando – Reposó la sien contra la pared – Si es en mi caso, entonces son muchas cosas.

– ¿Sigues con la idea de que puedo tomar la decisión que quiera?

– No exactamente, lo único de lo que estoy seguro es que aún si tus posibilidades no son infinitas, las mías siguen siendo casi inexistentes.

Ahora podía sentir sin problemas el roce del aire cada vez que tomaba asiento. Él era artista, no matemático, pero podía asegurar a que esa distancia no llegaba al metro.

"A sólo menos de uno..." Tanteó ligeramente lo escaso de la separación con esa ráfaga de curiosidades que le venían a la mente cada vez que avanzaba un poco, intentando averiguar cuál sería la diferencia entre hacer eso y simplemente preguntar si podía sentarse a un lado. Estaba seguro de que mucho no le costaría hacerlo, pero también aceptaba que ese lento pero progresivo juego resultaba de lo más interesante.

– ¿Hay algo que quieras hacer? – La pregunta apenas le sorprendía ya, de hecho muy poco de él le sorprendía en estos días.

Además, la respuesta era fácil.

– Largarme.

– Es un deseo complicado – Concedió el Uchiha con una calma que a él le pareció estúpida.

– Complicado es poco considerando el despojo de partes humanas que terminaré siendo si me escapo de este sitio.

– La posibilidad de que te asesinen es muy remota, Deidara.

– Puede ser – Pain no era necesariamente conocido por matar a sus subordinados, eso era más bien cosa de los subordinados como tal, aparte le servía más vivo que muerto. No obstante, si le creía capaz de darle un castigo lo suficientemente fuerte como para que no le quedasen ganas de volver a intentarlo - Pero tampoco tengo ganas de que me manden a volar, me empalen con barras o me traten de sacar el alma por la boca.  

– Teniendo en cuenta de que hablamos de ti, no creo que Pain se encargue personalmente de un castigo.

En eso también llevaba algo de razón, pues era cierto que para ser el líder Pain no tomaba mucha participación. La mayoría de las veces era Konan quien se encargaba de hacer los trámites de campo, volando de un lado a otro y encargándose de casi todo. Deidara lo relacionaba al factor de las posibilidades, si Pain veía que Konan podía encargarse sin problemas o al menos tenía la probabilidad de ganar, le dejaba tranquila. Pero si el asunto sobrepasaba los límites de lo que ella o alguno de los que estuvieran cerca en ese momento, entonces él intervendria inmediatamente.

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