Capítulo 10. Correr hacia la felicidad

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Un rato después, ambos se vistieron, pero Mackenzie se organizó con su nueva ropa de Ranchera, y eso fue un espectáculo para todos en la cena, aun así, la pelinegra se veía cómoda, y por eso mismo, se negó a hablar con su abuela sobre Luke, algo que molestó a Amanda, porque no entendía el cambio tan repentino de su nieta.

Esa noche, como lo prometió, Vincent se escabulló en el cuarto de Mackenzie para quedarse con ella esa noche, y lo sorprendente, fue que pusieron una película, y disfrutaron de la misma completamente vestidos, de hecho solo estaban abrazados en la cama, disfrutando del momento.

—Bueno, como el asunto de Jake terminó, pero sigues ayudando a mi hermano y al Rancho, mañana tendremos más clases sobre ¿Cómo montar a caballo y no caer en el intento?—dijo Mackenzie acurrucándose contra el cuerpo de Vincent, quien la tenía rodeada con sus brazos, y besaba su cabello con ternura.

—¿En serio quieres aprender a montar en caballo?—

—Claro que sí, pero solo me subiré a un caballo si tú estás ahí conmigo, ni de chiste me quedaría a solas con un animal de esos—dijo Mackenzie con sinceridad, y Vincent reía levemente.

—De acuerdo, mañana empezamos las lecciones, y aprovecharemos para que conozcas los búfalos—

—Me gusta esa idea, incluso usaré uno de esos pantalones de cuero, me veré como toda una profesional en montar a caballo—dijo Mackenzie sonriendo, abrazando al castaño.

—¿Incluso sombrero?—preguntó Vincent besando la frente de la pelinegra.

—Sí, con todo y sombrero—

—Un espectáculo para la vista—Mackenzie rió levemente ante eso, y dejó un suave beso sobre los labios del castaño, pero ambos se llevaron un susto de muerte cuando la puerta se abrió, sin embargo, no vieron a nadie entrar, hasta que segundos después se vio a perrito mover la colita con emoción porque saludaba a Vincent.

—Creo que solo ajusté la puerta—dijo Mackenzie con culpa antes de levantarse para cerrarla con seguro, pero se detuvo un momento ante la imagen que tenía frente a ella, Vincent se veía tranquilo, acostado sobre la cama, jugando con perrito, y fue un ambiente tan tranquilo, que Mackenzie en serio se planteaba vivir así.

—¿Qué ocurre?—preguntó Vincent al verla pensativa, pero Mackenzie sonrió.

—Creo que perrito se unirá a la noche de películas y vino—dijo Mackenzie sonriendo antes de volver a la cama para abrazar al castaño y a su bebé.

Al día siguiente, Vincent salió de la habitación de Mackenzie muy temprano porque debía ir a cambiarse, además, debía resolver unos asuntos en el Rancho antes de volver para las clases de montar a caballo.

—Escuché que declararon a tu hermano inocente—dijo Brianna acercándose a Vincent, el cual estaba recibiendo el concentrado, y supervisaba el estado del mismo.

—Sí, por suerte poco a poco podrá retomar su vida, de hecho hoy volvió a la preparatoria—dijo Vincent con tranquilidad.

—Me sorprende que notaras eso—

—¿De qué hablas?—preguntó Vincent confundido, pero Brianna sonrió con ironía.

—No pasaste la noche aquí en el Rancho—

—No volvamos a lo mismo Brianna—pidió Vincent retomando su trabajo, pero la rubia negó.

—No me mientas, soy tu amiga, he estado contigo todos estos años, merezco por lo menos eso—dijo Brianna con dolor, y Vincent la miró.

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