Hechizo - Spruan
A Juan le gusta Spreen
A spreen le vale pija Juan
Juan decide intentar un hechizo que le ofreció un hombre extraño. No imagino que fuera tan exagerado ese hechizo.
Carrera al escuchar eso se puso demaciado triste, solo decidió retirarse del lugar pensando en como podría hacer para que Spreen se olvidará de aquel hechizero.
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El híbrido se había levantado temprano, ese era un gran día. Ese día iría a su primera cita con Juan, se sentía extremadamente nervioso pero emocionado.
Era un día caluroso, tranquilo y sereno. Tal y como quería. No sabía si era por los dioses del todo pero sentía que hoy todo saldrá bien.
Fue a la tienda de Tanizen, compro un Funko de spiderman y paso la mismo puesto de las flores a comprar otro ramo de girasoles. Solo que ahora el ramo era más grande, era su manera de decir te amo.
Spreen fue al santuario y subió las escaleras con mucho nervio. Quería ver lo que se había puesto ese lindo mago. El traía como siempre unos pantalones negros formales pero está vez cambio aquella camisa amarilla por una negra.
Toco varias veces a la puerta del santuario y de ahí salió Juan. El híbrido quedó embobado, normalmente lo veía con esa larga capa y botas. Pero está vez traía un polo rosa y una pantalón corto azul el cual le quedaba bastante apretado.
Se le quedó viendo por varios minutos sin decir nada, asiendo el ambiente un poco incómodo para el hechizero.
– Hola, Spreen... - Se lanzó a la brazos del híbrido formando un pequeño abrazo.
Cómo si fuera instinto natural el más alto llevo sus manos a la cintura de el chico de lentes.
– Hola, Juan... - Se sonrojó. – Hoy te ves muy bien, casi nunca te veo sin tu traje de hechizero.
Juan soltó una carcajada y asintió con la cabeza.
– Hoy quería ponerme algo distinto KAJKS, ya sabes hay que variar más...
– Bueno... Te traje esto. - le extendió el Funko pop y los girasoles.
A Spreen se le lleno el corazón de ternura cuando vio como los ojos de Juan se iluminación cuando vio el Funko.
– ¡No! ¡No puede ser! ¡Muchas gracias Spreen! - lo volvió abrazar pero está vez más fuerte.
– No hay de que, sos importante para mí... - El híbrido está vez llevo sus manos a las caderas de aquel chico.
– Deja lo guardo. - tomo las flores y el Funko y se adentro a su santuario. Volvió unos minutos después.
– ¿Querés ir ya? - dijo el oso viéndolo fijamente.
– Si, dale.
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