6 días o tal vez meses

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2004

Llaves, puertas, pasillos, llaves, salas de estar, comida con gusanos que se meten bajo mis uñas, llaves, habitaciones, llaves, mi ventana cerrada.

Así pasaron seis meses en este lugar. Nos levantaban a las nueve, tomábamos pastillas, desayunabamos, la única comida pasable, esperaba en una sala común mi turno para hablar con la psiquiatra, a veces hablaba con un terapeuta ocupacional, a veces con un trabajador social y otras pocas veía a un doctor.

Pensábamos la tarde pintando y jugando juegos de mesa hasta la hora de la comida. Aveces solo me quedaba sentada ahí, en mi silla sin moverme, me daban más pastillas.

A algunos los llevaban a visitas y si tenían permiso, sus familiares los llevaban fuera. Yo no tenía esos privilegios aún y solo subía a ver  por la venta cerrada por casi dos horas, hasta que llegaba el martirio de una nueva comida, la cena.

Después, entre ocho y ocho treinta Liam me daba las últimas pastillas del día.

O eso fue lo que le dijeron a papá en su informe trimestral que el solicitaba.

Porque en lo que mi concierne, aunque tampoco es que estaba muy conciente, me la pasaba todo el día sedada.

Tener esos medicamentos en el sistema suponía que los pacientes estaríamos calmados y dóciles.

—Liam — lo llamé acostada desdé mi cama —necesito ir al baño.

El no vino a ayudarme ni si quiera a lavantarme, mi cuerpo se sentía, más bien, no lo sentía. Yo sola intenté pararme.

Para los enfermeros era mucho más fácil mantenernos así, cada uno de los 3 enfermeros aquí tenía que cuidar por lo menos a 30 de nosotros.

—Liam— hablé con voz temblorosa, era como la sexta o décima vez que no acudía a mi llamado.

Aún no sabía si los sedantes hacía más fácil su trabajo ya que siempre había accidentes con nuestras necesidades.

Me habían sucedido un par de veces, tantas veces como para  que mis zapatos comenzaban a tornarse amarillos.

DenisseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora