Primera llamada

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— ¿Hotline?

— Ajá.

— ¡Oh, querida Julie! — Saludó animoso, siempre trataba de contagiar aquella aura de colores. — ¿Cómo amaneciste hoy, amor? ¿Un poco mejor?

La chica se extrañó con la pregunta, suspiró, era obvio que era tan amable por el dinero, pero ya que estaba ahorrando para el honorario, era mejor aprovechar, desquitar el servicio.

— Sí, sólo un poco.

— Me alegra escuchar eso, lo importante es que mejores, aunque sea paso a pasito. — Jugó con un frasco de pastillas, colándose el ruido hasta el otro lado, causando un escalofrío en la chica.

— Eso que se oyó... ¿qué fue?

— ¿Eh? Oh, disculpa. Sólo unas pastillas que me recetó el doctor, ¿sabes? Porque he estado algo enfermo.

—... Sí, yo también.

— ¡Es este clima, corazón! Que cambia tan de repente. — Removió por encima de su boca, como si tuviera una nariz que limpiar, Julie sonrió, aunque la sonrisas no se escuchan en un teléfono. — En fin, ¿quieres comenzar? Las dos horas empiezan a partir de que tú comiences a hablar, amor.

— Bueno, podemos iniciar ahora, supongo.

— ¡Corriendo reloj! — Hizo un sonido parecido a un tren, y Julie rio, ¿cómo había sido eso posible?

—... Me he sentido muy triste desde hace, más o menos uno o dos meses, realmente esperaba que pasara como otras veces, en que sólo me sentía mejor en máximo una semana, pero ahora ya duré y me preocupa. Han pasado muchas cosas, entre ellas, bueno, ya las sabes, creo que quiero hablar de cada una por separado.

— Como más te guste, corazón. Cómo mejor se te acomode.

—... Perdí a mi padre hace tres meses, me sentí muy mal, pero no lo incluyo en este conteo de dos meses, porque realmente no me sentí tan triste como esperaba. Es como, si durante un mes entero hubiera vivido un shock, y apenas lo estuviera resintiendo. Pero no es sólo eso, no estoy tan decaída por la muerte de mi padre, me duele, bastante, muchísimo, pero esto es algo que se está yendo de mis manos.

Hizo una pausa para tragar saliva, en su garganta se formaba un nudo. Al oír esto, Wally no dudó en hablar.

— Para mí será un placer tratar de ayudarte, no te preocupes, Julie, no te sientas mal.

Respiró hondo y continuó.

— Me he sentido como en un pozo, no puedo dejar de llorar a diario y mi corazón está hecho un hueco, yo no puedo con esto. En más de una ocasión en mi vida... ha pasado esto, pero he podido controlarlo, con ayuda, con amigos pero ahora ni siquiera puedo verlos a los ojos sin que me desmorone, estoy segura de que estaban hartos de que yo diga mis problemas, los mismos problemas de siempre, y que no pueda hallar una solución, porque no hay, simplemente me siento muy mal, nada... me, me ayuda. Siento a diario que caigo y caigo, no puedo, simplemente me siento a desmoronar.

Claramente ya estaba llorando, Wally anotaba todo para lo que pudiera replicar, sin contestar a pesar de ésto, él estaba para escuchar, no para aconsejar, a menos que ella así lo quisiera.

Exhaló pesadamente, haciendo pensar mal a Julie.

— Oh, Dios. — Rio triste — ¿También ya empecé a molestar aquí?

En ese momento Wally abrió los ojos, notando su error, y se apresuró a corregirlo.

— ¡No! ¡No querida! Es sólo que... es complicado escuchar eso, es muy lamentable, me crea una presión en el pecho, pero tú sigue, si te hace sentir mejor, tú continúa, no me molesta para nada, para eso estoy aquí.

— Je... Apuesto a que debe ser difícil escuchar tantas desgracias a diario, con el mundo en el que vivimos... apuesto a que tienes muchos clientes.

— No... — Tartamudeó, sonrojado, era común que algunas personas buscaran hablar con él y no sobre ellos mismos, pero hacía mucho que no pasaba. — No de hecho, ha sido una época muy feliz. No he tenido mucha actividad.

— Sólo yo...

— Así te puedo dar toda mi atención.

Julie se sonrojó, en sí, todo esto le hacía sentir un poco más de calor, la hacía desacostumbrarse de la frialdad de su propia penumbra.

—... En fin, mi padre. Creo que, aún no le doy el luto adecuado, es como si hubiera estado evitando el tema. Pero... Ah, él era una luz en mi vida. Siempre me amó tanto... — Sollozó, aguardó un momento y continuó, tragando sus lágrimas. — Y yo también lo amaba. Siempre fue tan... frío. Siempre pensé que había prioridades sobre las prioridades, ¿sabes? Es raro de... describirlo pero, haré lo mejor posible. Yo sabía que yo era su "motor", como siempre decía, pero había cosas más importantes que mi bienestar. Desde chica he tenido estos... ataques de tristeza, pero él nunca pareció percatarse de eso. Había cosas más importantes. Él me presionó para que, prácticamente, saliera de la casa en busca de una propia. Entiendo su punto, pero, en veces me parecía incluso cruel. Ah... me inculcó la autosuficiencia, pero yo jamás pude con ella, siempre estuve muy apegada a él, así que cuando me, prácticamente, echó, me sentí destrozada, mas no derrotada. Sabía que me amaba pero, ¿cuál era la necesidad? Si tanto pregonaba amarme...

Wally seguía escribiendo, en caso de que la chica solicitara una opinión, no quería tener la mente en blanco cuando lo necesitara.

— En fin. Él murió de... una sobredosis. Dicen que fue accidental, al parecer tomó muchas pastillas para el dolor. Me pregunto qué le dolería tanto como para que la desesperación lo hiciera tomar un puñado, sin medir las consecuencias, era obvio que pasaría. No sé porqué me mienten diciéndome que fue un accidente...

"Para proteger a tu corazón" Pensó Wally, dibujó un pequeño corazón roto con plumón rojo.

— Lo velamos... y a "lo velamos" me refiero a mí y a dos amigos míos, además de mis dos hermanos. No sé porqué, pero fue cuando me di cuenta que él era alguien muy solitario, y su muerte tomó otros significado, ¿entiendes? Me dolió tanto, me dolió bastante. Mis hermanas dicen que nunca lo vieron deprimido, pero creo que así suele ser, y fueron todos muy fríos cuando pasó.

El sonido del reloj trajo de nuevo a ambos al mundo. Wally se aseguraba de que el reloj fuera ruidoso, para poder avisarle de manera decente a la otra persona que su tiempo se había acabado. Se escuchó un pequeño sollozo, Wally se acomodó en la silla apenas despertó del trance al que se sumía cada que escuchaba a alguien y jugó con el alambre del teléfono.

— Amor, ya pasaron las dos horas, ¿te parece si continuamos mañana?

Julie asintió con la cabeza, pero como el cráneo no se ve a través del teléfono, afirmó.

— Sí — Tartamudeó — Está bien, y... Muchas gracias, ha sido una maravillosa primera llamada.

— Gracias a ti por confiar en mí, corazón. Nos escuchamos mañana a la misma hora, ¿te parece?

— Ajá.

— Bien, que tengas un maravilloso día, bye...

Hotline | Welcome Home | Wally x JulieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora