¿Te vas?

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Sábanas coloridas, una habitación en penumbra, y ella desnuda a la luz de la luna.

— Amo tus ojos. — Ella se asustó, volteó a dónde parecía la voz y encontró a Wally sentado viéndola, apenas y se veían sus ojos aplastados por la sonrisa. — Y cómo brillan — Le sonrió, apacible.

Estaba cambiado, tenía un suéter de arcoiris, pantalones, y su cabello estaba tan altanero cómo siempre.

— Ten — Hizo entrega de una bandeja.

—... ¿Hot cakes? ¿En la noche?

— Mañana te hago la cena en la mañana. — Concilió, bromista.

— Uhm... Wally, ¿dónde está mi ropa?

— La lavé, está secando.

—... ¿En la... noche?

Ahora una imagen mental: un ventilador dándole directamente a un vestido colgado en una habitación.

— Sí, tengo mis métodos. Debes estar limpia para mañana. — Recogió la bandeja, aún cuando tenía todavía comida, es más, Julie ni habia tocado los inundados hot cakes.

— Ah... Wally. — Llamó, extrañada a más no poder.

— ¿Eh? ¡Oh! Lo lamento. — La devolvió, se volvió a sentar y movía su pie nerviosamente. — Estoy... algo inquieto. No he parado de limpiar desde que desperté. Empezando por mí. — Levantó su cabellera, vanidoso, sonriente, no dejaba de sonreír.

—... ¿Estás feliz? ¿Estás contento? — Preguntó tranquila, pero con cierta lástima en su voz.

— Oh, demasiado. — La volteó a ver, y pudo observar por fin la cara de Joyful, estaba con las cejas arqueadas, suponía algo malo.

Wally se levantó rápidamente, mostrando sus manos como si hubiera hecho un delito.

— No creas que yo... que esto era mi intención.

— ¿Qué hubieras hecho si te hubiera dicho que sí en la fiesta?

—... No creas... en serio. Mi intención no era llevarte a la cama. Yo... tenía otros mil planes para la fiesta. Unos quizá... más tiernos.

—... No te creo tan cruel, pero, ¿sí coincidimos en que... ah, no te conozco?

— Dulce Joyful... — Tartamudeó.

— No, no lo hiciste, pero...

— ¿Te arrepientes?

— No precisamente... Pero creo que sí fue osado de mi parte.

— No fue tu culpa, yo...

— Yo fui quien te besó. Y tú preguntaste varias veces si quería continuar. Tienes razón, no era tu objetivo. Pero, perdón, no creo que haya sido la mejor decisión. — Apartó la bandeja y se levantó, con la sábana cubriendo. — ¿Dónde está mi ropa?

Wally la guió, y la dejó a solas. Esperó afuera de la habitación, sentado, confundido, preocupado,

Salió arreglada nuevamente, un poco más sonriente.

—... ¿Te vas?

— No sé si tenga caso, no tengo sueño, y creo que debemos hablar. Ahora que ambos estamos más tranquilos.

— Claro, si quieres pasa a la cocina, yo ahora te alcanzo. — Asintió y fue rumbo a la habitación.

Wally suspiró, no se sentía precisamente sucio pero sí había algo que lo perturbaba en todo esto, sentía culpa.

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