Una humana entre las flamas del inframundo (Ópera x tú)

4. Mi habitación

-¿Sabes? Es un gran alivio tener a otro humano... -dije sujetando una almohada de su cama. -Pensaba que estaba en un sueño en parte lúcido. -bajé la cabeza con una sonrisa sin aún creerme nada de esto.

-Es normal. -asintió Iruma.-Debe ser costoso para ti asimilar todo esto de golpe. -hizo un parón para tragar saliva. -¿Cómo... has llegado a Babyls?

Levanté la vista inquieta. No tenía idea de qué contestarle. En realidad... ¿Cómo narices había llegado a parar a esta situación?

-Yo... -volví a bajar la cabeza mirando a todas partes y rincones de la habitación. -No lo se. Caí encima de tu abuelo... Por arte de magia. -di un golpe a la almohada expresando mis sentimientos. -¡Solo me dijo que alguien me había invocado! Debo encontrar a ese sujeto para que me devuelva al mundo humano. Pero no se cómo voy a hacerlo sola... -hice una mueca como si estuviese llorando. -No se cuán grande es Babyls.

Iruma apoyado en el reposacabezas de la cama me miró sonriente.

-Es normal estar nerviosa. Pero no te preocupes. Tienes al abuelo, Ópera y a mí. Además, tengo amigos. Puedo presentártelos.

-Oh... -me incorporé intrigada. -Con amigos quieres decir... ¿Demonios?

Iruma se quedó algo pasmado tras mi pregunta, pero no dudó en volver a sonreírme.

-Hm. -asintió. -Yo he sido el único humano todo este tiempo.

Sin darme cuenta me encontraba apretando la almohada más de lo normal mirando al suelo pensativa. Todo esto me ponía nerviosa.

-Ellos... ¿Saben que eres humano? -volví a mirarle a los ojos.

Iruma hizo desaparecer su sonrisa, apenado. Ese repentino cambio de humor me puso la piel de gallina.

-¿Por qué pones esa cara? No me digas que has actuado como un demonio todo este tiempo.

Él comenzó a rascarse la cabeza avergonzado ante mis palabras. Yo en cambio puse cara de no pasarla bien en absoluto.

-No fastidies... ¿Y si te pillan? -me quejé.

-No te preocupes. Ellos son muy buenos conmigo.-bajó la mirada a las sábanas de la cama. -Son los mejores. -noté una sonrisa leve pero sincera.

-Me alegro entonces. Es verdad que el tío y Ópera me han ayudado mucho desde el principio. -tragué saliva. -Espero poder volver rápido a mi mundo.

Iruma se quedó mirándome unos segundos para terminar levantándose de la cama de un salto adoptando una pose heróica.

-¡Mañana iremos a visitar la ciudad de Babyls! Empiezan las vacaciones de verano, así que tendremos tiempo de verlo todo.

Reí ante su ímpetu. Iba a ser divertido si sabía tanto sobre este increíble mundo y sus pros y contras.

Alguien llamó a la puerta de manera delicada haciendo que los dos parásemos de reír.

-¿Sí? -preguntó Iruma.

-Soy Ópera, Iruma-sama. ¿Puedo pasar?

-¡Oh! Claro.

Ópera abrió la puerta y entró solo hasta el inicio de la habitación para hacer una reverencia.

-Ya está lista su habitación, T/N-sama.

-¡Genial! ¿Vamos a verla juntos? -le pedí con ojos de corderito a Iruma para que me acompañase.

-Mh, claro.

Cuando nos acercamos a Ópera, Iruma por delante de mí, sentí la mirada de este posada sobre mí como si hubiese algo que quería descifrar con solo mirarme.
No pude evitar bajar los hombros algo inquieta por su insistente observación cada vez que estábamos cara a cara.