Me encontraba sentada en el gran comedor de la mansión del tío Sullivan.
Ópera se había ido a preparar la cena mientras que Sullivan elegía qué habitación darme.Apoyé mis brazos en la mesa algo agotada de tanta aventura. Todo esto era mucha información que asimilar de golpe.
Suspiré mirando los asientos que rodeaban la gran mesa imaginando la cara de mi querido primo cuando llegase.
Aún estaba nerviosa pensando que todos aquí eran demonios y quizás no le agradaba la idea de ver a una desconocida en la mansión.
Me sobresalté al oír algo arrastrarse por el suelo. Me giré viendo a Ópera con un carrito para transportar la cubertería y la comida. Por acto reflejo me levanté para coger las cosas y así ayudarlo.
-Le ayudo.
-No hace falta, T/N-sama.-tocó mi mano sutilmente para detenerme. -De eso me encargo yo.
Le miré a los ojos sin decir nada para después volver a sentarme. Siempre solía hacer todo sola, así que no estaba acostumbrada a tener mayordomo.
-Por favor, tráteme de tú. -me dijo casi en la oreja mientras ponía la servilleta y los cubiertos a mi lado.
La piel se me encrespó al sentir su aliento cerca de mi oreja junto a su voz suave. Mantuve la cabeza gacha mirando a la mesa intentando ocultar la turbación que me hacía pasar estar a solas con él.
Miré sutilmente su rostro mientras cogía algunas cosas de la mesa movible. Tenía la cara fina, sin atisbo de imperfecciones en ella, de tez pálida, nariz fina y ojos rasgados de color rojo. El pelo del mismo color entrenzado con flequillo recto y la cola de gato negra.
Vestía un chaleco rojo sobre una camisa blanca, corbata de rayas rojas y blancas y unos pantalones azul marinos.
Miraba sus labios algo embobada cuando noté que se puso a sonreír levemente. Elevó la vista para mirarme aún con la cabeza agachada preparando un plato pequeño con comida para picar.
Aparté la mirada rápidamente apretando las manos en mis muslos avergonzada mordiéndome el labio. Podía haber intentado ser más sutil en vez de estar observándole tan insistentemente.
-Aquí tiene. Puede comer antes de que llegue Iruma-sama. -pegué un pequeño brinco sin haber notado cuando se había puesto tan cerca mío.
-G-gracias. -estaba quedando algo ridícula ante tal bello ser. Para no quedar como idiota mirando a la nada pinché con el tenedor parte de la comida.
Dudé unos segundos antes de meterla a la boca. No tenía ni idea de qué narices era, no parecía comida de mi mundo.
Quedé con la boca abierta casi babeando. ¿Qué era este exquisito sabor?
-¿Está bien? ¿Es de su agrado? -preguntó preocupado por mi reacción.
-No se qué es esto, pero es lo mejor qué he probado en mi vida. -dije comiendo más.
Después de llenar la boca como un hamster, miré a Ópera que se mantenía en silencio a mi lado. Noté un pequeño rubor a la vez que movía su cola insistentemente.
-¡Me alegro que le guste! -dijo emocionado, aunque no sonreía. -Iré a buscar el resto para la cena.
Se fue a la cocina empujando el carro. Yo le miraba sonrojada aún con la comida en mis mofletes.
Me rasqué la mejilla algo emocionada. Estaba viviendo una completa locura. Ahora viviría en una mansión con demonios. ¿Qué más podría depararme el futuro?
Apoyé la cabeza en mi puño pensando en quién sería ese ser que me llamó. Según el tío Sullivan alguien me quería allí... ¿Pero quién? ¿Para qué?
-¡T/N-chaaaan~! -oí gritar al tío Sullivan.
-¡¿Sí?!
-¡Vamos! -se asomó por la puerta del comedor. -¡Ha llegado Iruma-kun!
Me levanté rápidamente de mi asiento con el corazón a mil. ¿Ya iba a conocer a mi supuesto primo?
Me agarré el jersey nerviosa frotando parte de él entre mis manos mientras me encaminaba al Hall de entrada.
"¿Y cómo se supone que me vaya a presentar? ¡Hola, soy T/N! ¡La humana intrusa que viene a desestabilizar tu vida empezando por tu familia! " Me rasqué la cabeza casi sudando pensando que quizá lo mejor era dejar hablar al tío Sullivan.
Me paré en medio del Hall junto al tío aún sumergida en mis pensamientos. ¿Y si era igual de alto que el tío Sullivan? ¿Tendrían una personalidad parecida? ¿Se verían parecidos? ¿Y sus padres? ¿Vivirán aquí? ¿Ese tal Iruma solo estaba de paso o se quedaría aquí para siempre? Agaché la cabeza casi con ganas de llorar de la ansiedad producida por esta repentina aventura demoníaca cuando algo me sujetó por los hombros haciéndome casi saltar hasta el alto techo del castillo.
-¡¡¡AHHHHH!!! -pegué un manotazo inofensivo pero a la desesperada en la cara de Ópera. -¡Ó-Ó-Ópera-san! -me acerqué a él aún con la boca abierta. -¿Estás bien? ¡Lo siento! ¡Me has asus-
-Estoy bien, no se preocupe. -dijo sobándose la nariz.
-¿De verdad? ¿No te he arañado?-sujeté su cara entre mis manos observando que no tuviese alguna tonta herida. -Parece que no. -me paralicé por completo cuando vi que acerqué mucho la cara de Ópera a la mía. Este se mantenía pasivo mirándome a los ojos con las mejillas algo aplastadas entre mis manos. -¡Ah! ¡Eh...! -solté rápidamente su rostro para darme la vuelta avergonzada. -Lo siento...
Mientras Ópera se masajeaba una de las mejillas mirándome, el tío Sullivan reía por lo bajo divertido con la situación.
El chirrido de la puerta me quitó la vergüenza de golpe. Tras esta apareció un chico joven, bajito de pelo azul y ojos del mismo color con traje azul y blanco.
Cuando cerró la puerta detrás suya y elevó la vista se paró en seco igual de sorprendido que yo al verme.
-¿Oh? -es lo único que salió de su boca antes de que el tío Sullivan se avalanzase sobre él.
-¡¡¡Iruma-kuuuuun!!! -le abrazaba a duras penas, no queriendo perturbar su espacio personal. -¡¿Qué tal la escuela?! ¡¿Todo bien?! ¡¿Con tus amigos?!
Sonreí enternecida por su felicidad al ver a su nieto. Había repetido muchas veces, este poco tiempo que llevaba con él, lo cuanto que quería ver a Iruma.
-¡Ah! ¡Sí! -respondió Iruma sonrojado. -Ha estado genial la despedida. -volvió a mirarme interesado. -Pero, ¿quién es?
Los dos se giraron para mirarme. Comencé a moverme algo incómoda sin saber bien qué hacer.
-¡Ah! ¡Es verdad! -el tío Sullivan se acercó a mí para acercarme a Iruma. -¡Iruma-kun, ella es tu nueva prima!
-¿Eh? -Iruma parpadeó un par de veces sin entender bien la situación.
Me puse el pelo detrás de mi oreja mirando hacia otro lado nerviosa.
-¿Eres humana? -preguntó repentinamente.
Le miré con sorpresa. ¿Ya había descubierto que lo era?
-Eh... Bueno... -miré a Sullivan con duda de si contarle la verdad.
-¡Ahh! -soltó un sonido emocionado. -¿Eres humana como yo? -me cogió las manos sonriente.
-¿Q-qué? -le miré más tranquila. -¿Eres humano?
Él asintió con la cabeza feliz. ¿Iruma también era humano? ¿No estaba sola?
-Ah... -suspiré mareada. -Menos mal. Estaba asustada de que me odiases por eso.
-¡Que va! ¡Es genial saber que no soy el único! -me sonrió. -¿Cómo te llamas? Yo soy Suzuki Iruma.
-Yo T/N. Encantada, Iruma-kun. -me encontraba mucho más contenta y tranquila.
-¡Me alegro de que os llevéis bien! A partir de ahora seremos una familia. -Sullivan se puso en medio para abrazarnos a los dos.
Miré a Ópera que estaba sonriendo enternecido aún con su postura de mayordomo.
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Una humana entre las flamas del inframundo (Ópera x tú)
De TodoCaes por arte de magia en el Colegio Babyls, dentro del temido y legendario inframundo. Intentando sobrevivir en ese lugar con ayuda del director y haciendo amigos en el camino, pretendes descubrir qué fuerzas del mal ha querido que una humana como...