🌘Capitulo 7

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Jimin se estiró sobre la cama, hizo tronar algunos huesos y miró todo a su alrededor, su vida diaria que parecía ser la misma, carecía de algo que sin duda no sabía... ¿Qué era?

Lo recordaba todo de una manera distinta, como si su cerebro hubiera creado escenarios y sucesos, suplantando lugares y personajes existentes, recordaba haber estado frente al puente Gwangan y haber rescatado una paloma que se encontraba herida a la que soltó meses después de que la vio lista para volver a volar.

Al trancurrir los dias se cuestionaba muchas cosas, por sobre todo cuando miraba sus lesiones ya que al verlas, no concebía lo tonto que había sido al tropezar con una piedra y arruinar su vida con respecto a danzar, odiaba totalmente tener una ligera cojera y haber ido a Japón cerca de un año alejándose de todo y de todos.

- ¡Buenos días! - dijo a quien creía estaba a su lado pero luego reaccionaba, no entendía porque seguía haciéndolo cuando ese lado de la cama siempre estaba vacío, pero estos últimos meses desde que había salido del hospital lo continuaba haciendo al igual que involuntariamente sacaba dos tazas y vertía café en ellas.

- ¡Mierda! Otra vez... - regresó el líquido a la cafetera sin saber porqué otro día más servía otra taza. - ¡Estás loco Jimin!- se dijo golpeando su frente con la palma de la mano, realmente se sentía jodido.

Luego de lavar la taza sobrante se preparó un sándwich de jamón y queso, miró su reloj y tenía aún veinte minutos para poder relajarse antes de asistir a su primera clase del día, pensó un momento en su futuro y de pronto se sintió triste, algo sin duda le faltaba, solo que no sabía ¿qué? Lo pensaba y pensaba, trataba de hacerse ideas del por qué se sentía tan vacío, pero siempre llegaba a la conclusión de que Ela sin duda lo había dejado destruido y aunque tenía la convicción de que ya no la amaba, dio por sentado que aún se sentía afectado.

Jungkook por otro lado comenzó a padecer de insomnio, las noches y madrugadas le eran insostenibles, largas caminatas por el pasillo, incontables tazas de Café que solo le hacían recordar a una persona, una sola persona que se quedaría en definitiva como un grabado en su cerebro y corazón.

-¿Dónde estás? ¡Maldita pastilla! - En efecto las únicas que podían lograr que Jungkook pudiera dormir era la famosa Difenhidramina, que por cierto se le había acabado. - ¿Y ahora qué hago? - pensó al ver que el reloj marcaba ya las tres y cuarenta de la madrugada y dentro de poco tendría que ir a trabajar. - Leche, sí... quizás la leche... no, ¿a quién quieres engañar Jungkook? ya lo has intentado muchas veces y no ha funcionado.

Y si que lo hacía, probó de todo, incluso medicina alternativa con la única finalidad de no depender de la famosa y dependiente pastilla, pero nada funcionaba, ni incluso aquella polera que se quedó con el aroma impregnado de Jimin, pues ésta, ya no despedía el mismo aroma que en un principio lo calmaba.

Las seis con cuarenta, apenas había cerrado los ojos y ya estaba en pie, se duchó a duras penas, hoy era eso típicos días donde abundaba la gandulería, pero no por ser una persona tal, sino más bien por la falta de energía que carecía en su cuerpo, vistió un jean ajustado, camisa blanca de mangas largas con el logotipo de la empresa, se miró en el espejo y finalizó con un poco de perfume que para su mala suerte era el que Jimin le había regalado según su propio gusto.

- ¡A la basura! - tiró el frasco que aún contenía la mitad del líquido aromático, lo odiaba, odiaba todo con respecto a Jimin. - Haber si eres capaz de conseguir un aroma que te guste a ti Jungkook, solo a ti. - se dijo mirándose en el espejo del recibidor y por último azotó la puerta.

Jimin llego a clases a tiempo, le hacía falta Taehyung en ellas y la inigualable sonrisa que poseía para poder alegrar sus días, fue entonces que la clase empezó sin darse cuenta de cuando había llegado el profesor a dictarla y sin más procedió a hacer notas importantes en su cuaderno, dos ciclos más y todo habría terminado, porque obviamente estaba cansado de ser un mantenido y aunque últimamente pensaba en conseguir un trabajo, siempre había una voz que le repetía "dedícate a estudiar y encargate de algunas cosas en casa, cuando tu termines yo iniciare, no necesitas trabajar, no ahora, yo me encargaré"

En el desamor "Pruebas y Desafios" Temporada 2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora