天使³ [ NamJin ]

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Jin

—Bien, bien, bien. Si no es nuestra pareja poderosa —dijo Vante, sonriendo mientras RM y yo nos sentamos en uno de los sofás.

—Que te jodan —dijo RM antes de poner su brazo detrás de mí en el sofá.

Vante dirigió su atención hacia mí.

—Si estás experimentando el arrepentimiento de la mañana siguiente, o si piensas que RM te drogó anoche y te obligó a hacerlo, puedes decírnoslo. Nos ocuparemos de ese bastardo.

Mientras Suga y J-hope expresaban sus acuerdos, RM gimió.

—Confía en mí, Ángel está más que feliz donde está —él dijo, bajando su brazo sobre mi hombro.

—Lo siento, ¿te llamas Jin? —Los ojos de Vante se arremolinaron de travesuras mientras me miraba—. Si te tiene como rehén y te obliga a hacer algo contra tu voluntad, parpadea dos veces.

Agité la cabeza, riendo.

—Me siento bastante lúcido, gracias por preguntar.

Suga se inclinó hacia J-hope y dijo:

—En caso que no lo sepas, lúcido significa...

—Sé lo que significa. —J-hope empujó a Suga de vuelta a su lado del sofá, pero la mirada en la cara de J-hope me dijo que tal vez no lo sabía.

—Tener la mente clara —dije para su beneficio, y J-hope asintió. Entonces le dije a Vante—: Listo para enfrentar lo que sea que haya en la mesa cuando lo estés.

—¿Estás seguro de eso?— Vante cogió el portapapeles de la mesa que estaba a su lado y dio un click a su bolígrafo—. Porque tengo que decir que es una lista de lavandería.

—¿Nos llamaste aquí para lavar la ropa? —dijo J-hope, su frente arrugándose.

Vante le echó un vistazo y luego revisó su portapapeles.

—Primero, felicidades a la dichosa pareja. Todos esperamos que esto sea algo así como 'hasta que la muerte te separe' de lo contrario será muy incómodo después.

—No voy a ninguna parte —le dije—. Pase lo que pase. Sé que todos están un poco asustados por cómo esto afecta a la banda, pero sepan que pase lo que pase con nuestras vidas personales, no dejaremos que interfiera con lo que tenemos aquí con Ángel Caído.

—No es por ti por quien estamos preocupados, amigo mío —dijo Suga, todos los ojos cayendo en RM.

RM se encogió de hombros.

—Soy malhumorado. Temperamental. Un imbécil en un buen día, y tú me has aguantado hasta ahora. No estoy seguro de lo que te preocupa.

Vante puso los ojos en blanco y marcó algo en su portapapeles.