天使³ [ NamJin ]

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RM

Me estaba lavando las manos en uno de los baños semi-privados cuando Jungkook finalmente hizo su aparición. Sabía que llegaría en algún momento esta noche, pero esperaba al menos tener una bebida en mi mano antes que ocurriera.

Atrapé sus ojos en el espejo donde estaba detrás de mí, y luego busqué una toalla de papel para secarme las manos mientras me volvía para mirarlo.

Hacía más de un año que no lo veía, y aunque parecía el mismo, había algo diferente en él. Dejé que mi mirada vagara sobre él, tratando de determinar exactamente lo que era. Su pelo era un poco más largo, y se había vuelto informal como siempre, llevando un par de vaqueros negros, una camiseta negra estampada y una chaqueta de traje abierto.

—RM —dijo, metiendo las manos en los bolsillos—. Ha pasado mucho tiempo.

Un silencio incómodo descendió mientras arrojaba la toalla de papel a la basura.

—¿Qué quieres, Jungkook?

—Pensé que podríamos hablar.

Mis ojos se movieron hacia el tipo alto y fuerte que estaba un poco detrás de él. Debía tener por lo menos 1.85, con músculos, y tatuado del cuello para abajo, al menos por lo que yo podía ver. Su cabello rubio claro se deslizaba hacia atrás, las hebras claras se fundían en la oscuridad, y llevaba un traje y un chaleco azul marino inmaculado, una contradicción total de su apariencia.

Asentí hacia él.

—¿Tu guardaespaldas?

Jungkook miró al hombre y luego inclinó la cabeza hacia mí.

—Yugyeom, este es RM. RM, este es mi novio, Yugyeom.

—¿Novio? —dije, con las cejas levantadas, incapaz de ocultar mi sorpresa—. ¿En serio? Y tú lo sacaste en público. Las cosas han cambiado.

—Muchas cosas han cambiado desde la última vez que te vi. De eso quería hablarte...

—¿Y pensaste que seguirme al baño de hombres era el lugar para hacerlo?

Jungkook miró alrededor del baño vacío y se encogió de hombros.

—Quería un poco de privacidad. Nadie está escuchando o tomando fotos aquí.

Me recosté contra el fregadero y crucé los brazos.

—Está bien. Habla.

—Estás a la defensiva. Lo entiendo. Están molestos porque los abandoné, y lo siento. Debí haberlos sentado y decirles lo infeliz que era...

—¿Infeliz? Estábamos en la cima del mundo...

—Y yo no tenía nada que decir en eso, ¿verdad? V y tú se encargaron de TBD, y cualquier sugerencia que di fue rechazada. Sabes tan bien como yo que hiciste de mi vida un infierno los últimos meses.