天使³ [ NamJin ]

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Jin

—¿RM? —Salí a la terraza privada de nuestra suite en el ático del Chateau Marmont con un cubo de hielo en una mano y unas bolas de algodón, un tubo de crema antiséptica y una toalla en la otra, y mientras me dirigía a la mesa del patio bajo el amplio toldo, mis ojos se dirigieron hacia el hombre silencioso que estaba de pie junto al balcón.

RM había estado muy callado en el camino de regreso del show de premios de esta noche, y mientras estaba mirando el brillante Sunset Strip con un vaso de whisky en la mano, me preguntaba qué era exactamente lo que pasaba por su cabeza.

Esta noche había sido un torbellino de actividad y emociones, y cuando la cacofonía fue reemplazada por la tranquila calma de una suave noche de verano, ambos tuvimos la oportunidad de detenernos y examinar cada pequeña cosa que había sucedido.

Había habido algunos momentos emocionantes: asistir a mi primera entrega de premios, ganar y llevarnos a casa tres de los cuatro premios a los que habíamos sido nominados, y conocer a Jennifer Aniston. Pero pronto habían sido empujados a un lado por un gran bajón: cuando ese idiota paparazzi se puso todo en mi cara y vomitó su diatriba homofóbica, haciendo que RM perdiera su mierda.

Dios, nunca había sido el tipo de persona que discutiera con mis puños, pero cuando ese imbécil me empujó para llamar mi atención, y luego dijo esas palabras odiosas, RM no lo pensó dos veces. Se había lanzado hacia el hombre, cerrándole la boca con el puño, para luego ser golpeado en la cabeza con la cámara del tipo.

Me estremecí, recordando el sonido que había hecho, y luego puse el cubo de hielo sobre la mesa y me dirigí a RM.

—¿RM? —dije de nuevo, un poco más fuerte esta vez, y cuando me acerqué a su lado, él giró la cabeza para mirarme. Su labio inferior estaba cortado y ligeramente hinchado, pero aparte de eso, su cara estaba tan guapa como siempre, la principal lesión oculta bajo su pelo en la parte posterior de su cabeza—. Ven aquí, ¿quieres, para que pueda poner hielo en el corte?

RM tomó un sorbo de su whisky.

—¿Vas a hacer de enfermera para mí esta noche, Ángel?

Extendí la mano y tomé su mano libre en la mía.

—Bueno, alguien tiene que hacerlo. Obviamente no vas a cuidar de ti mismo.

Mientras tiraba de su mano, RM levantó su vaso hacia mí y arremolinó el contenido.

—Me estoy cuidando.

Resoplé.

—Eso puede ayudar con el dolor de cabeza ahora, pero no más tarde. —Cuando me detuve en una de las sillas junto a la mesa, la señalé—. Siéntate.

RM levantó una ceja mientras miraba de mí a la silla, y luego de nuevo a mí.

—Mandón.

—Sólo hazlo.