VIII - Más de un rehén

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Escrito: 20/10/2022 - 15/01/2023
Publicado:  22/04/2023 


—¡¿Es que no entiendes que ya estoy cansado de esto?! —cuestionaba un alterado Izuku, arrojando su penacho rojo con fuerza contra el suelo.

Aún sin dirigirle la vista a su padre, tomó el primer trapo que encontró y lo restregó contra sus mejillas, con tal de quitarse los distintos patrones y signos que tenía hechos con maquillaje.

—No tienes que inquietarte tanto, solo fue un accidente—. A pesar de la frustración de su hijo, Toshinori se escuchó comprensivo.

El Omega tenía razones para estar así. Hace poco menos de media hora había sido el baile anual para darle la bienvenida al otoño.

Todo iba bien hasta que cometió un error en uno de los pasos más básicos, lo que se desencadenó en que la mitad de los bailarines terminaran en el suelo como si fueran un juego de dominó.

Izuku tenía el papel protagónico, lo que realzó mucho más su error. Las murmuraciones no se hicieron esperar y al no saber que hacer o decir, salió corriendo del escenario hasta llegar a su cabaña, donde a los segundos fue alcanzado por su padre.

Hablando de protagonismo, esta no era la primera vez que lo tenía, tampoco la segunda, ni la tercera, quinta o décima. Izuku tenía dicho papel en gran parte de los actos desde cachorro.

Tampoco era la primera vez que cometía un error, mucho menos de uno así de grande.

Siendo autocrítico, ni si quiera bailaba tan bien como para merecer ese puesto, así como muchos más.

—¡Como odio esto! ¡Lo odio, lo odio, lo odio!

—Vamos, cálmate —se posó detrás del chico y lo tomó por los hombros—. Si en serio no te gusta el baile, podemos centrarnos en otras actividades donde...

Izuku salió del agarre con un forcejeo, eso no era lo que quería escuchar.

—¡No me refiero solo a eso, papá! —le reclamó, colocando las manos en su rostro, para luego arrastrarlas por su pelo, aplanándolo un poco de paso—Yo no pedí nacer con esta posición...

—No digas esas cosas. Me asustas.

—Tú sabes a lo que me refiero. No me agrada ser siempre el centro de atención. ¿Acaso no me pueden tratar con normalidad? ¿Cómo un Licántropo cualquiera? ¿O hacer un intento al menos? — Con decir esto, podía predecir lo que le respondería.

—No hay nadie aquí que no sepa el rol tan importante que te precede. Deberías sentirte honrado.

—¡Y lo estoy! Pero... —respiró hondo— no quiero poseer una responsabilidad tan grande. No puedo.

—Izuku...

—La mayoría de la manada tiene miles de prejuicios y opiniones ante mí. Por más que varios me han visto crecer, no conocen a «Midoriya», solo conocen al «Omega profetizado por los espíritus» y ni si quiera lo hacen bien. 

El enojo se volvió decepción. Toshinori no sabía que responder y en eso el menor tomó asiento.

—Muchos tienen una fe ciegamente enferma ante mí, aunque no eh hecho la mayor cosa para demostrar que lo merezco. Y otros se encuentran más que decepcionados e incluso ofendidos, al notar que es improbable verme en un futuro cumpliendo mi «cometido». Cometido que nunca acepté, solo me lo asignaron incluso antes de estar en el vientre de mamá —tomó aire. Sentía como las lágrimas rogaban por salir. Se negaba a llorar, solo le haría sentir más patético.

El Omega de la profecía ꧁[KatsuDeku]꧂Donde viven las historias. Descúbrelo ahora