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Una de las cosas que a Harlequin le agradaba de Ban era que no es de esas personas que te dicen: «"Si te pasa algo llámame»" y tengan el estúpido celular en silencio como hace Helbram.

Es por eso que fue a la primera persona que llamó, además sabía que si le llamaba a Elaine se molestaría y le diría a su madre lo que sería aún peor, no quiere precuparla.

—"¿Hola?"— después del cuarto tono se escuchó la voz adormilada de Ban.

—Hola, ¿te desperté?

—"No"—mintió—"¿qué sucede?"

¿Puedes venir por mi?— preguntó el castaño mientras subía sus pies a la banca en la que estaba sentado.

"¿Qué hiciste ahora?"— replicó el más alto mientras se levantaba de la cama y miraba el reloj en su mesa de noche.

[12:38 a.m.]

—Nada malo, es que estaba en la tienda de mangas leyendo y perdí la noción del tiempo, luego el encargado prácticamente me echó, así que tomé el metro para ir a casa pero... Me quedé dormido, una ancianita me despertó y cuando salí de la estación no reconocí el lugar. Ahora estoy frente a un parque pero ¡tengo miedo que me asalte un marihuano!, las calles están completamente vacías, ¡¿y si se aparece el teke teke?!

Ban se burló de él, era extraño que no le hubiera pasado algo así con esa costumbre de quedarse dormido donde sea.

"Tranquilo, nada va a aparecer. Mejor dime, ¿qué tipo de mangas lees?"— preguntó tratando de distraer al castaño.

—Shonen, o-obvio—contestó desviando la mirada aunque Ban no pudiera verlo.

Se escuchó una risa del otro lado de la línea —"Creí que serías de esos que leen BL"

Harlequin se sonrojó ligeramente pues admitía que tenía un pequeño gusto culposo—Pero, ¿tú cómo sabes qué es BL?

"Mándame tu ubicación, estaré ahí lo más pronto posible"— y con eso la llamada finalizó.

🤎🤍

Luego de aproximadamente 12 minutos, Ban había llegado y Harlequin pudo respirar en paz, bueno eso hasta que llegara a su casa, y de verdad espera que ninguna de las dos mujeres se haya dado cuenta que no estaba.

Durante el camino, decidieron poner algo de música pues la noche estaba muy silenciosa y ambos muy nerviosos. Así, al ritmo de Love is the name, se dirigían a sus casas. La verdad, ambos querían que ese momento durara un poco más, así juntos, solos, cantando en con mala pronunciación o un ingles inventado, sin nadie a su alrededor, solo ellos dos.

Al llegar, Ban se estacionó en el garaje de su casa y, aunque Harlequin le dijo que no era necesario, acompañó al castaño hasta su casa–que literalmente está al lado. Una vez ahí, el castaño se despidió y cuando estaba por abrir la puerta, la voz del más alto lo detuvo.

—Espera, quiero hablar contigo.

Harlequin suspiró temblorosamente, se dió la vuelta encontrándose con esos ojos rubís que lo miraban con intensidad.

—Dime, ¿de qué quieres hablar?

—Es, bueno, eh, sobre...—al ver los brillantes ojos del más bajo, tan destellantes como el oro, que lo observaban con temor y confusión, todo el valor que había reunido en el camino se había esfumado. Soltó un suspiro tratando de tranquilizarse—Sobre lo que casi pasa... Entre nosotros el otro día.

—¿No podemos solo olvidarlo?

—Es que, ese es el problema. No puedo. No quiero olvidarlo, me haz estado evitando y ya no sé que hacer con todo lo que me haces sentir cuando estas cerca—Ban dió un paso más cerca de Harlequin, tomó sus mejillas—Todo lo que dijiste ¿quieres explicármelo mejor?, ¿quieres...?

Ban cortó sus propias palabras al cerrar la distancia entre ambos, pasaron algunos segundos para que Harlequin le correspondiera. El castaño llevó sus manos a los bíceps del más alto apretándolos con ligereza. Sus corazones latían tan rápido que sentían que se les saldrían del pecho pero aún así el ambiente se sentía cálido, en comparación a la brisa que corría entre los árboles. El cenizo bajó sus manos hasta las caderas del más bajo acercándolo más hacía él.

Al sentir el calor del cuerpo de Ban, la voz de la razón se hizo escuchar en la mente de Harlequin. Se alejó empujando al más alto, llevó su mano hasta su pecho apretando la tela de su playera en un signo de nerviosismo.

—Esto está mal—murmuró pero no lo suficientemente bajo como para que el otro le escuchase.

—¡Espera!— pidió Ban al ver que Harlequin se daba vuelta de nuevo y abrió la puerta de su casa. Le tomó del brazo pero el castaño trató de liberarse del agarre.

—¡No, Ban!, ¿acaso se te olvida que tienes novia y que es mi hermana?—ante la mención de la rubia Ban aflojó su mano cosa que aprovechó Harlequin para alejarse de nueva cuenta—Es por esto que no quería verte, sé que es mi culpa que esto pasara, ¿bien? así que olvídalo, olvida lo que dije, haz como si nada de esto hubiera pasado.

Con esas últimas palabras Harlequin se adentró en su casa, cerrando la puerta detrás de si. Ban, pasó una de sus manos por su rostro y luego revolvió su cabello. Dirigió su vista a la ventana de la derecha del piso de arriba. La habitación de Elaine.

<<Ban, pedazo de imbécil ¿qué estás haciendo?>>

Soltó un suspiro y regresó a su casa, al llegar a su habitación se asomó a la ventana esperando ver al castaño, pero en su lugar se encontró con esas ridículas cortinas verdes.

Tomó su celular y envió un mensaje.

Harlequin🧸🤎
Lo siento
01:04 a.m

You belong with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora