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La alarma sonó indicándole al castaño que se encontraba cómodo en su cama que debía levantarse para ir al instituto.

Con todo el pesar del mundo se levantó y se dirigió a la ducha. Espera que algún día un presidente declare un tercer día de descanso algo así como "lumingo". Una vez vestido y peinado, bajó a la cocina, encontrándose con su madre y hermana.

—¡King!—llamó su madre por ese apodo que Elaine le puso cuando eran niños, pues no podía pronunciar se manera correcta su nombre, hace mucho tiempo que no lo escuchaba—. Ven, cariño. Siéntate, la comida se va a enfriar.

Y así, se llevó a cabo el desayuno en familia. Sinceramente a Harlequin le incomodaba un poco, es decir, le alegra poder pasar tiempo con su madre pero está tan acostumbrado a estar solo con su hermana que se le hace un tanto extraño convivir con su madre, pero comprendía que ella no estuvieran siempre por eso trataba de disfrutar ese tipo de momentos con su madre y hermana.

Pasados unos minutos, la puerta fue tocada y detrás de ella estaba Ban quien los llevaría en su auto, era una costumbre–desde el jardín de niños que era cuando su madre los llevaba en compañía del padre de Ban–que los tres partieran juntos a la escuela.

Al llegar, Elaine se despidió de Ban con un beso y partió a sus salón, Harlequin desvío la mirada, esperó a Ban y ambos se dirigieron a su salón.

🤍🤎

La hora de receso había llegado. Ban, Elaine, Harlequin y Helbram se encontraban las mesas que están en el patio de la escuela, la favorita del grupo es la que está debajo del árbol de manzanas más grande.

El cuarteto se encontraba disfrutando de sus alimentos mientras cada quien hacía distintas cosas: Ban abrazaba a Elaine por los hombros mientras ella lo alimentaba y le contaba como el maestro de química, Hendrickson, había sacado al "trío problemático" del salón por casi romper un tubo de ensayo con una sustancia que ellos mismos volvieron tóxica, lo primero a Helbram le irritaba y la historia le parecía aburrida, es que ¿todo el tiempo tienen que estar pegados como chicle?, ¿no conocen lo que es el espacio personal?, además ¿cuál es la necesidad de almorzar todo el tiempo con ellos?, es decir, si no fueran tan melosos siempre y su mejor amigo no estuviera tan colado por Ban, comprendería.

Por otro lado está el castaño, quien trata de ignorar a la pareja, la verdad es que intentó no sentarse a almorzar con ellos, pero simplemente llegaron y se instalaron con él y su peliverde amigo. Tal vez las cosas serían más fáciles si Elaine no fue su hermana y Ban su amigo, pero vamos que los asuntos del corazón no se pueden controlar.

Harlequin habría seguido perdido en sus pensamientos de no ser por que escuchó la voz de alguien llamarle.

—¡Harlequin!, hola—saludó el rubio mientras tomaba asiento junto al mencionado y dejaba dos botellas de refresco sobre la mesa—. Hola, Helbram, Elaine—terminó de saludar a los demás presentes, ignorando por completo al más alto del grupo.

—Meliodas, hola—el castaño respondió el saludo mientras que Helbram hizo un gesto con la cabeza y la rubia lo saludó con la mano, Ban simplemente le dirigió una mirada de pocos amigos que de igual forma fue olímpicamente ignorada por el rubio.

—Harlequin, me preguntaba si ¿estás libre hoy por la tarde?— preguntó directamente mientras le entregaba una de las botellas al castaño.

—¿En la tarde?— contestó luego de susurrar un pequeño "gracias" y tomar la botella. Recibió como respuesta un asentimiento a su pregunta—Bueno, estoy libre después de las cuatro.

—¿Quieres ir conmigo a la inauguración de la cafetería Mi Dulce Gula?, escuché que tienen una gran variedad de café y bebidas. Pensé que tal vez podrían tener tu café favorito.

—¡Claro!, desde que El Sombrero de Jabalí cerró no he encontrado otro lugar en el que vendan un café tan rico como el de ahí.

Mientras la conversación de los chicos era llevada a cabo, un cenizo los observaba en silencio, desde que el de ojos esmeralda llegó dejó de ponerle atención a Elaine, solo asentía cuando lo creía correcto, pues estaba más ocupado poniendo atención a los gestos del castaño en especial cuando Meliodas le tendió una de las botellas que traía consigo ocasionando que ese detalle le sacara una pequeña sonrisa a Harlequin. Sin saber por qué, Ban sintió una presión en el pecho, frunció el ceño.

Le molestaba la cercanía de Meliodas para con su amigo, ¿ese enano no tiene nada mejor que hacer?, ¿por qué no le va a invitar cafecitos a alguien más?, ¿por qué tiene que ser Harlequin?, ¿por qué le acaricia el cabello?, ¿por qué Harlequin se sonroja?, ¿es que acaso al osito le gusta ese oxigenado?

—Entonces, nos vemos frente a la estatua de la Deidad Suprema, ¿te parece a las cinco?

—Si, está bien. Nos vemos ahí.

—Nos vemos— se despidió el rubio no sin antes guiñarle un ojo al castaño haciendo que éste se sonrojara ligeramente, acciones que incrementaron el malestar en el pecho de Ban.

—Vaya, Harlequin. Se nota que le gustas—mencionó Helbram.

—¿Qué dices?, Meliodas es solo mi amigo.

—Pero es muy bien parecido.

Harlequin soltó una pequeña risa, sabe que Helbram no quiere que siga sufriendo por un amor no recíproco—Si, es lindo, pero solo es eso: mi amigo.

Ban se levantó bruscamente haciendo que la mesa se moviera un poco. Sus tres acompañantes lo miraron confundidos—Olvidé que tengo prácticas con el equipo. Nos vemos luego— y con eso el cenizo se alejó de la mesa con la cabeza baja.

Los dos chicos se miraron extrañados mientras que la rubia observaba la espalda de su novio y es que nadie notó la expresión que Ban poseía al escuchar a los otros dos hablar de Meliodas, era una mezcla de sentimientos que no podrían ser descifrados fácilmente.

Nadie, excepto ella.

Sabía que Ban mentía.

Las prácticas del equipo de básquetbol siempre son los jueves y viernes al igual que las prácticas de las porristas pues la cancha está ocupada por los clubs y talleres los demás días.

¿Ban le estaba ocultando algo?

You belong with meDonde viven las historias. Descúbrelo ahora