PARTE 3

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En esos momentos, Jeongin se encontraba entre los brazos de Minho, ambos recostados sobre la cama del menor en un silencio cómodo, mientras compartían un pequeño bote de helado que el mayor había llevado luego de que el de ojos rasgados le llamase decaído.

-¿Quieres contarme qué fue lo que sucedió?- Murmuró suave, mientras acariciaba sus cabellos.

El menor soltó un pequeño sonido de negación, mientras llevaba otra cucharada de helado a sus labios, aquello hizo sonreír a Lee.

-Está bien, Innie... Pero sabes que si quieres desahogarte puedes hacerlo conmigo, ¿Cierto?- Y era exactamente eso lo que le tenía mal.

¿Cómo podía explicarle a Lee que la razón de su malestar era que no podía darle el mismo amor que él le daba? ¿Cómo le explicaba que odiaba que fuese el cliché del novio perfecto? ¿Cómo le explicaba que no podía amarlo porque su corazón seguía perteneciendo a un tipo que en esos momentos probablemente se encontraba en los brazos de alguien más?

Le había llamado en un impulso de querer soltar todo eso, sin embargo, para cuando entró en consciencia de lo que hacía y se arrepintió, ya era demasiado tarde, pues tenía al mayor en la puerta de su casa, con el bote de helado entre sus manos y una mirada preocupada en su rostro... No podía hacerle eso.

-Lo sé... Muchas gracias, Honnie.- Le dirigió una sonrisa, besándolo en la mejilla.

-Sabes que no es nada, Innie... Lo que sea que te tiene mal, no tienes que cargar con ello tú solo. No te diré que es algo que pronto se resolverá porque no te quiero mentir, pero si hay una solución a ello, llegará a ti cuando la necesites.- Habló mirándole a los ojos.

No sabía qué tenía Lee, que siempre decía exactamente lo que necesitaba escuchar. Y era verdad, él nunca mentía, él nunca daba falsas esperanzas o falsos consuelos; no, él siempre era honesto pero cálido, y realmente no sabía cómo lo hacía, pero aquello siempre funcionaba para hacerlo sentir mejor

-Aún así, muchas gracias.- Soltó en un susurro, sonriéndole, mientras el mayor depositaba un pequeño y suave beso en sus labios.

Apenado, Jeongin sólo atnó a abrazarse al cuerpo que le sostenía, escondiendo su rostro en el cuello del mayor, sintiendo cómo un pequeño beso era depositado con suavidad en sus cabellos, mientras los brazos que le rodeaban le apretaban más contra él.
Luego de acabarse el bote de helado, sólo se quedó entre los brazos de su novio, escuchando cómo éste le cantaba al oído (sí, otro más de sus clichés).

A pesar de todo, seguía adorando a Minho. Sabía que todo lo hacía porque hacía era su corazón, cálido, amoroso y honesto. Minho era un chico precioso, siendo siempre tan caballeroso con él, atento a cada acción o palabra que él hacía o decía, volviéndose un lugar seguro al que podía recurrir cuando se sentía mal, siendo aquel mejor amigo con quién podía bromear y en quien podía confíar. Odiaba no poder ofrecerle lo mismo.

Sin darse cuenta y con ese pensamiento en mente, sus párpados se cerraron completamente, y al despertar se encontró solo en su cama, cubierto con una pequeña manta.

Tomó su celular para revisar la hora y sintió una opresión en el pecho cuando vio los mensajes que adornaban la pantalla.

"Regresé a casa para darte tu espacio por si querías estar solo. Llámame si necesitas algo más, cariño."

*Hay otro bote de helado en la nevera. Te amo, sol."

Dejando escapar un bufido, soltó el celular, sin responder los mensajes.

No merecía a un chico como Minho. Minho merecía mucho más y lo sabía. Minho le amaba tanto, le apoyaba en todo, le ayudaba a mejorar y darse cuenta de sus errores, le daba consuelo cuando lo necesitaba, le hacía sentir especial y amado...

Pero seguía sin ser el chico que él quería.

The Way I Loved Him- HyuninDonde viven las historias. Descúbrelo ahora