¿Otra vez aquí?

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Otra vez oscuridad. Siempre estaba ahí, nunca iba a desaparecer. Volví a oír esas campanadas, exactamente las mismas que la noche anterior.

Abrí los ojos y pude apreciar que el reloj marcaba otra vez la misma hora: las ocho en punto.

Me levanté y miré mi reflejo, esta vez llevaba unos oscuros vaqueros rotos y una camiseta blanca con un montón de letras grises que no comprendía.

Salí al pasillo y el chico de los ojos verdes vino hacia mi corriendo y gritando:

-¡Me llamo Dave!¡Me llamo Dave!¡Me acuerdo de mi nombre!-sonreía mucho y me abrazó con fuerza.

-¡Yo también! Soy Mark.-dijo muy contento el de los ojos azules.

-Yo me llamo Ethan.-habló calmado el de los ojos miel.

-Yo soy Max. Encantado de volver a veros, sobre todo a ti guapa.-dijo el de los ojos castaños dedicándome una sonrisa y guiñándome un ojo.-¿Y tu cómo te llamas?

Di vueltas a mi cabeza, pensé y pensé, pero no salió ningún nombre, sólo...un recuerdo.

*********
Una niña de unos cinco años, encerrada en una sala. Estaba llorando cuando de pronto entró un hombre con bata blanca y unas gafas puestas. Parecía amable, era de pelo y ojos claros, tendría unos treinta años.

-No llores, por favor. Te prometo que si te portas bien y nos haces caso todo será más rápido.-dijo el hombre abrazando a la niña.

Tocaron a la puerta y un hombre negro de la misma edad de el que abrazaba a la niña.

-Rick, tienes que salir. Es importante.-Rick asintió y el otro hombre cerró la puerta. Cuando Rick salió la niña se acercó a la puerta para escuchar la conversación. Sólo conseguía captar partes de la conversación:

-No podemos obligarla, sólo es una niña.-habló Rick.

-Tiene un CI de 165. Es un genio y si la entrenamos estará preparada para...-replicó una tercera voz.

-Primero habrá que preguntarle a sus padres.-la voz del hombre negro fue firme mientras interrumpía a la tercera voz. Se notaba que a ellos dos les importaba la niña, pero al parecer a la tercera voz no le importaba que fuera una niña pequeña.

-Ya no.-la tercera voz parecía contenta. Era una mujer.

-¿Qué has hecho?-preguntó horrorizado Rick.

-Yo nada, tuvieron un accidente de camino aquí esta mañana. El coche explotó y no hay supervivientes.

-Algún día esa sonrisa desaparecerá de tu cara, Katrina.

-Soy tu jefa, no puedes ponerme la mano encima. Lleva a la niña al cuarto 5.3 para que descanse. Mañana empezaremos a hacerle las pruebas.
**********

-Hey,¿estas bien?-preguntó Dave poniendo su mano sobre mi hombro.

- No me acuerdo de mi nombre.¿Por qué soy la única que no lo recuerda? Sólo tengo un recuerdo y ya está. No sé quien soy.

Todos se miraron entre ellos:

-Nosotros sólo sabemos nuestro nombre y ya. No tenemos ningún recuerdo, creo que es mejor recordar algo que puede tener que ver algo con tu vida y no un nombre. Los nombres no son nada, no dicen quien eres, una rosa con otro nombre olería igual.-contestó Ethan y el resto asintieron.

Lo medité durante unos segundos y vi que tenían razón.

-Tenéis razón, lo siento si os ha molestado lo que he dicho.

-No te preocupes. Vamos a baja, en la mesa esta la pista para la siguiente prueba.

Todos bajamos al salón y cogimos la nota:

Quiero felicitaros, la primera prueba la habéis superado con éxito. Os deseo suerte para la siguiente prueba.

Giramos la nota y vimos la pista:

Esta prueba es difícil,
pues no tiene sentido,
cuando la palabras se desvelen,
un rayo iluminará tu camino.

-¿Qué querrá decir esto?-preguntó confuso Mark.

-No tengo ni idea.-contesté igual de confusa que él.

-No sé vosotros, pero yo tengo hambre. Voy a ver si hay algo de comer en la nevera.-comentó Max.

Todos bajamos y mientras Max hacia unos bocadillos comenté una duda que tenía en mente.

-¿No nos habéis preguntado por qué no recordamos nada? No me refiero sólo a los recuerdos de cuando eramos pequeños. Sino... Ayer cuando se hizo de día perdimos el conocimiento y ya está. Y esta mañana hemos vuelto a donde despertamos ayer.

-La verdad es que ahora que lo pienso, tienes razón. Sólo nos acordamos de esto, de esta casa, de esas pruebas, pero nada más.

-No os calenteis la cabeza pensando en eso. Ya encontraremos la solución a esto.-comentó Max mientras repartía los bocadillos.

Comimos los bocadillos en silencio, pues no teníamos ningún tema más del que hablar. Yo me limité a mirar el reloj, cada movimiento que la aguja hacía. Estaban a punto de ser las diez.

-Chicos, van a explotar las bombillas. Ponedos a cubierto.

Gracias a que la mesa era grande había hueco para todos.

-¿Cuánto falta?-preguntó Dave impaciente.

-Poco.-contesté yo.-Tres, dos, uno...-terminé la cuenta atrás.

Como había pensado, todas nas luces se apagaron dejando que nos absorbiera la oscuridad.

Hola lectores, siento haber tardado tanto en escribir. Y muy probablemente la semana que viene no publique de ninguna historia, ya que tengo toda la semana llena de exámenes.
Espero que os haya gustado cap.

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