Al despertar vi que todos nos encontrabamos juntos. El suelo en el que estábamos tumbados lo cubrían hojas caídas de los árboles. Dave me ayudó a ponerme en pie.
-Gracias-dije y le dediqué una alegre sonrisa.
-Espera, tienes una hoja en el pelo.-posó una de sus manos en mi hombro y con la otra quitó la hoja con delicadeza. Dejó caer su mano mientras acariciaba suavemente mi pelo. Pude observar un lijero rubor en sus mejillas.
-Bueno, ¿y ahora qué hacemos?-preguntó Ethan un tanto confundido. Todos miramos el medio que nos rodeaba, era un precioso bosque, era tranquilo, no se escuchaba nada.
-No nos queda más remedio que elegir un rumbo y caminar hasta encontrar a alguien, o acabar prueba a pesar de que no sabemos casi nada.
Horas después andando entre la maleza, una luz llamó mi atención. Llamaba tanto mi atención, que quería acercarme más a ella, tocarla.
Fui apartando las ramas que impedían mi paso hasta alcanzar mi objetivo.
Era un rayo de luz blanca. Era tan clara, tan pura, hacía que te sintieras en paz. Me quedé mirándola sin pensar en nada, quería tocarla. Alargué el brazo para alcanzar esa preciosa luz, estaba tan cerca...
-¡Ni se te ocurra tocarla!-gritó Dave apartándome del rayo de luz bruscamente-¿Y si te ocurre algo?-dijo mirándome con inquietud en los ojos, y también con un poco de miedo.
-Hay que arriesgarse, Dave. ¿Y si la clave para salir de aquí está en ese rayo?-le puse la mano en el hombro, le sonreí y esta vez me acerqué. Toqué la luz con la mano. Al principio no sucedió nada, pero la luz me arrastró hasta acabar debajo de esta. La luz sobre mi piel me relajaba. Los chicos me miraron atónitos:
-¿Qué pasa?-pregunté sorprendida al ver sus caras.
-Es...tu camiseta.-respondió Max sin dejar de mirar hacia ella. Yo también dirigí la mirada a mi camiseta y lo vi. Todas las letras de ella empezaron a moverse y al final lo que comenzó con un montón de letras que formaban palabras sin sentido acabó en una única palabra: rayos.
Salí del interior del rayo y la palabra desapareció, volvieron las letras que no formaban ninguna palabra.
-¿Qué significa lo de los rayos?-preguntó Ethan. Lo estuvimos comentando pero no encontramos solución. También hablamos de qué dirección tomar.
-Voy a trepar a la cima de ese árbol, para ver si consigo ver algo que nos pueda ayudar.-empecé a trepar. Subí y subí, parecía que no tenía fin. Llegué a la copa del árbol y las vistas eran alucinantes.
Aunque todo lo que alcanzaba mi vista era un interminable bosque. Pero en lo que sí que me fijé fue en que había unos rayos de luz azul celeste colocados en forma de estrella. Hay estaba la respuesta al suceso anterior.
Bajé lo más rápido que pude para llegar lo antes posible junto a ellos y darles la información.
La última rama en la que me apoyé se rompió y caí al suelo. Todos los chicos acudieron a mi ayuda.
-¿Estas bien?¿Te has hecho daño?-preguntó Max ofreciéndome su mano para ayudarme a que me levantara.
-Sí, estoy bien. La verdad es que no me he hecho daño. Ahí arriba he visto todo el bosque y, ¿adivinad lo que había?-ninguno lo intentó-Todos a la vez no, por favor. Cinco rayos azules parecidos al de aquí.
-¿Qué dirección hay que tomar?-preguntó Ethan.
-Primero vamos hacia el norte. Esta en forma de estrella, es mejor empezar por la punta principal.-a todos les pareció bien la idea y nos pusimos rumbo al norte.
Llegamos enseguida al primer rayo, la luz que desprendía era preciosa. Me acerqué a la luz para hacer lo mismo que en el otro rayo y me metí dentro de él.
Volvió a formarse una palabra en mi camiseta: agua.
-Hay que ir al siguente rayo lo antes posible.-dijo Mark animado por seguir adelante.
Mientras íbamos de camino al siguiente rayo estuvimos hablando de como creíamos que eran nuestras vidas:
-Yo pienso que antes de venir a parar aqui, era actor-dijo Max entre risas, no había nada mejor que hacer un par de bromas de como era nuestra vida.
-Ya, seguro. Y yo fijo que era modelo.-dijo Dave con ironía.
-Pues la verdad es que no estais nada mal.-dije y mis mejillas se tiñeron ligeramente de rojo.
Avancé más rápido por dos razones: para que no me vieran la cara y porque el rayo estaba casi a nuestro lado.
El rayo era del mismo color que el anterior pero desprendía un brillo diferente.
Me volví a meter dentro del rayo, su luz era cálida y agradable.
Se repitió el proceso y lo único que salió fue: un.
-¿De qué nos va a servir eso?-dijo Mark confuso y nos dirigimos al siguiente rayo.
Hicimos todo el pentágono de rayos y la frase que salió fue: un puente y el agua. No le encontramos mucho sentido.
-Tiene que haber algún río cerca.-dijo Dave agachandose y tocando la tierra.
-¿Y cómo lo sabes?-preguntó Ethan.
-La tierra esta húmeda. Significa que debe de haber agua cerca.
En seguida lo encontramos y habían varios puente un poco dispersados entre si. Elegimos el puente que se situaba en medio de todos los demás.
-¿Y ahora qué?-preguntó Dave mirando alrededor.
Yo me quedé observando el agua durante un largo rato y me percaté de que había un extraño brillo en ella. Y antes de que nadie pudiera detenerme me lancé dentro de ella y sumiendo de nuevo en la oscuridad.
ESTÁS LEYENDO
Atrapados
Mystère / ThrillerUna mansión, cinco jóvenes, un mes y treinta puertas. Cada puerta tiene un reto y una respuesta a sus preguntas: "¿Dónde están? ","¿Por qué están allí?", "¿Por qué ellos?" ¿Conseguirán pasar todos los retos?¿Y qué pasará al finalizarlos todos? Pues...