𝙄 𝙝𝙖𝙩𝙚 𝙮𝙤𝙪 | 𝗳𝗿𝗲𝗲𝗻𝗯𝗲𝗰𝗸𝘆

Nunca lo olvidaré

"OH DIOS MIO. No puedo creer que me hicieras hacer esto Freen." Becky chilló, agarrando el brazo de Freen con más fuerza cuando el metro comenzó a moverse de nuevo. Freen miró el rostro aterrorizado de Becky y no pudo evitar reír.

Becky envió una de sus reconocibles miradas a la pelinegra que solo sonrió a su vez, y se inclinó más cerca de su oído, "Mmm, me encanta cuando me miras así... me pone tan... caliente". Susurró en el oído de Becky.

Ella estaba haciendo esto con bastante frecuencia ahora, el coqueteo descarado con Becky se sentía tan natural y aprovechó cada oportunidad que tenía para liquidar a la castaña.

Retirándose para mirar a los ojos de Becky, notó que estaban vidriosos de lujuria. Freen sonrió victoriosa para sí misma. Pero su regodeo no duró mucho hasta que Becky chilló de nuevo.

"¿Ahora que?" Preguntó Freen divertida.

"¿Qué está haciendo ese hombre?" Becky arrugó la nariz con disgusto cuando apretó su agarre en el brazo de Freen.

Freen miró a sus espaldas al hombre con ropa gastada y rasgada, que tenía la mano en los pantalones rascándose distraídamente, y luego otra vez a Becky, que parecía estar a punto de vomitar. La pelinegra lanzó un ataque de risa ante el rostro verdoso de Becky.

"Que asco, Freen deja de reír, vomitaré si no salimos de aquí ahora mismo." Volvió a mirar a la pelinegra, cuyo rostro estaba rojo por la risa. Becky ni siquiera sabía por qué estaba de acuerdo con esta horrible idea. Nunca antes había tomado un metro, y ahora estaba segura de que nunca volvería a hacerlo. La gente era grosera, maloliente y algunos incluso lanzaban miradas espeluznantes hacia Freen y ella.

"Vamos dos paradas más y luego nos vamos. ¿Ok?" Freen le sonrió.

"Bien, pero pagarás por esto." Becky dijo demostrativamente volviendo la cabeza lejos de Freen.

"No puedo esperar por mi castigo". Freen le susurró de nuevo con voz ronca.

Becky se sonrojó cerca de Freen, hundiendo la cabeza en su hombro. Freen notó que un par de personas les miraban con curiosidad, pero no le importaba, si cada viaje en metro fuera así, con gusto lo haría por el resto de su vida.

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Aire fresco finalmente, pensó Becky mientras volvían a salir a las calles.

Sus botas sonaban mientras caminaban hacia la cafetería de los padres de Freen.

Becky miró a Freen que había enterrado su nariz en su bufanda. Sus mejillas estaban adorablemente rosadas por el frío. Había un pequeño pliegue entre sus ojos, y su mirada estaba dirigida hacia el suelo, sus largas pestañas casi rozando la parte superior de sus mejillas.

Desde que Dara falleció, había pasado mucho tiempo con Freen. Becky sonrió mirando a la pelinegra, su sonrisa oculta por su bufanda.

Becky nunca se sintió más feliz y no podría detener el tumulto de sentimientos confusos dentro de ella, incluso si quisiera. Se dio cuenta de que en poco tiempo, Freen se convirtió no solo en su amante, sino también en su mejor amiga. Desde que Freen entró en su vida, ya no se sintió sola. Incluso la partida de Dara fue de alguna manera más fácil de manejar con Freen a su lado.

Becky tuvo que admitir que estos sentimientos la asustaban, nunca se había sentido así en su vida y la hacían sentir insegura y vulnerable. A veces, todo esto le parecía tan surrealista. No solo dejó que alguien entrara en su vida, sino que esa persona era una chica y su supuesta némesis. Pero a pesar de tener miedo a la incertidumbre y estos nuevos sentimientos, Becky tuvo que echarle un vistazo a Freen para saber que no la lastimaría.