Ejército de un hombre

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Minato estaba en verdad adolorido, por su nariz escurría la sangre dificultando su respiración, su ropa maltratada tenia ligeros desgarros mientras las astillas de madera se hundían en su carne herida, frente a la imponente figura de Hiroshima Senju (creo que se llama así si me equivoco por favor díganme); caminaba hacia el lentamente empuñando una afilada espada de madera listo para acabar con su vida –(como es tan poderoso)- pensó aterrado el rubio líder, tras el fundador de la aldea uno de sus kunai especiales pasó desapercibido, lo noto por casualidad y mientras la espada descendía el se desvaneció en un relámpago amarillo

-Rasengan- dijo a su espalda mientras le clavaba la esfera azul en la columna

El shodaime voló por el aire y se estrello contra uno de sus árboles quedando inmóvil, Minato sonrío finalmente el venció o eso esperaba, las raíces a su alrededor se levantaron como tentáculos de un pulpo y lo sujetaron con fuerza enterrando sus espinas en la carne sangrando al yondaime mientras lo elevaba en el aire, el shodaime de deshizo en astillas de madera y volvió a aparecer frente al rubio mayor con una mortal y fría expresión en su cara –(va a matare)- pensó aterrado el rubio mientras de nueva la espada de madera se dirigía a el esta vez en dirección de su corazón.

-nooooo- grito Jiraiya entrando como el salvador en el último segundo alejando al primer hokague con una bola de fuego que quemaba las lianas que sujetaban al rubio dejándole libre; Tobirama ataco de frente al peliblanco distraído que estaba a su merced, casi conectaba el golpe cuando un soplo de are lo alejo hacia atrás, Minato devolvió la cortesía de su maestro salvándole la espalda

-estamos en problemas verdad- dijo sonriendo con nerviosismo el sabio de los sapos

-hemos estado peor sensei- respondió el rubio mientras el segundo hokague se levantaba a seguir la pelea

-cambiemos de pareja mi katon debe darme ventaja sobre su madera- dijo el viejo sanin con una sonrisa en su cara

-de acuerdo pero tenga cuidado sensei es muy fuerte- el hombre sonrio y de nuevo saltaron al combate

Naruto estaba de pie sobre un tejado mirando el caos a su alrededor, entre tanta pelea le resultó difícil ubicar la presencia de la serpiente, a su izquierda una mujer de unos 30 años abrazaba a su pequeña niña de unos 8 mientras un ninja del sonido se cernía sobre ellas, cerro los ojos esperando el golpe mortal que jamás llego, miro al sujeto muerto con el cuello roto mientras el rubio le daba la espalda ya partiendo del sitio en busca de otro ocultar

-gracias onichan- dijo la pequeña niña mientras el rubio giraba con una gran sonrisa en su cara

-fue un placer- respondió para volver a correr por los muros

-ese demonio quien se cree que es- dijo uno de los aldeanos emergiendo de su escondite mientras la mujer abrazaba con fuerza a su pequeña

-es...un héroe- dijo ella mientras en su mente pedía perdón al rubio.

De vuelta al tejado Naruto escuchó las suplicas de ayuda venir de todos lados, al parecer la cantidad de enemigos era mayor a la esperada y los aldeanos estaban dispersos en la aldea presas del pánico, suspiro un poco y pensó, los ninjas que saltaban por los tejados lo miraron a la distancia antes de abrir los ojos y sonreir demencialmente, cruzo sus dedos en un sello característico y hablo en voz alta

-Taju kage sunshin no jutsu (clonación masiva de sombras)- los tejados se cubrieron de humo

Los ojos de todos lo que observaron la escena se abrieron como platos, sobre los techos de la aldea debían haber por lo menos 1000 Narutos sonrientes listos para la batalla –andando saben que hacer- ordeno el rubio original mientras su enorme batallón de clones corrían en todas las direcciones posibles, en busca de la serpiente y para ayudar a quien lo necesitara.

el guerrero reencarnadoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora