Ghost ゴースト

Amigos 友達

Luego del día de la primera reunión formal entre Hiro y Miguel, el asiático y el colombiano comenzaron a hacerse más cercanos. Ya habían roto esa barrera transparente que los hacía ser incapaces de hablarse con normalidad, así que ahora sus conversaciones eran más largas, Hamada incluso continuaba sus conversaciones a pesar de estar en la calle, fingía que estaba al teléfono solo para no cortar la platica, y Madrigal apreciaba eso, ser un fantasma era una experiencia demasiado solitaria.

Llevaba un mes muerto, sin ver a su familia, a sus amigos, había visto a su esposo en ese tiempo debido a las reuniones entre Hiro y Miguel, pero su marido llevaba ya cuatro semanas de un terrible duelo, así que de nada servia que él pudiera verlo si el mexicano no podía notar su presencia; tampoco había sido una buena experiencia acostumbrarse a su nuevo aspecto, era justo como el del momento en que murió, su piel morena en un tono pálido, sus ojos verdes sin brillo, su cabello despeinado y con polvo de escombros, sus labios opacos, su suéter amarillo con una gran mancha de sangre, y si lo levantaba podía ver el gran agujero que lo atravesaba, odiaba poder ver eso pero no poder ver sus pies debido a que ya no existían al parecer, para él era frustrante que esa imagen no era para nada igual a la del vanidoso que se untaba mil cremas por las noches. Aunque también había podido conocer a otros fantasmas que estaban en la tierra al igual que él, como el niño del edificio de en frente que pereció debido a la negligencia de sus padres, aunque era bastante agresivo algunas veces, o la ancianita que tejía en la banca y que tristemente fue victima de un objeto misterioso que cayo de un apartamento, también amaba al gato que se posaba en el barandal del balcón aunque tuviera la marca de llanta a la mitad de su cuerpo, sin duda, toda una nueva experiencia para él.

Así que extrañaba su vida humana, y con Hiro podía tener al menos un cachito de ese tesoro que había perdido, iban juntos a tomar helado, ayudaba en el café de vez en cuando aún si Mei estaba de turno, gracias a eso también pudo conocer a su novia: Miriam, una chica muy agradable, habían ido al cine, incluso participaba en la noche de juegos con Leo y Kubo ya que eran los unicos con los que podia convivir directamente. Solo no le gusta tanto ir a dar clases a la universidad, aunque las clases de su anfitrión eran interesantes, no les entendía para nada, o las noches en las que debía fungir como super héroe, odiaba más alturas y a los villanos, por obvias razones.

- ¿qué vamos a hacer hoy, parce? - preguntó - ya planeo su clase, Mei está en el Lucky cat y no hay tantos clientes... Kubo y Leo salieron juntos, estoy aburrido.

- bueno, no planeaba nada en realidad... - respondió - ¿hay algún lugar al que quieras ir?

- no, no ha habido eventos interesantes... ¿qué hay de sus amigos los héroes?

- ellos tienen trabajos un poco más absorbentes, están algo ocupados.

- entiendo.

- pero podemos buscar que hacer.

Hiro comprendía que era difícil para alguien que no tenía ningún otro tipo de distracción y que, además, no podía moverse libremente, así que era considerado con él.

- ¿qué tal si llama a mi Miguel?

- lo he visto mucho últimamente ¿estas seguro?- respondió - ¿o debo recordarte que no te veías muy feliz de que Miguel me haya mostrado como trabajaba en su estudio?

- es porque ese lugar solo lo visitaba yo...

- lo se, escucha - suspiró - se que esto es difícil para ti, pero tu eres quien quiere que Miguel siga adelante... y debes ser consciente de que cosas como esas pasarán. Será difícil para ti si te pones celoso de la persona que será la pareja de tu esposo en el futuro, y no me refiero a mi, nosotros solo somos amigos, pero llegará alguien más.