Enojo 怒り

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Hiro se quedó en blanco por unos segundos al procesar lo que acababa de pasar, era consciente de que acababa de besar a Miguel, bueno, él no, sino Camilo usando su cuerpo para ello, pero aun así... ese beso... mierda ¿cómo pudo haberse sentido tan bien cuando ni siquiera fue quien lo inició? No sabía si estaba molesto o agradecido, o incluso aterrado por lo que acababa de pasar, si el colombiano había sido el responsable de tan magnífico beso con el mexicano significaba entonces había dominado la habilidad de posesión, lo cual no era una buena noticia.

Sin embargo, teniendo a Miguel tan cerca de él, acariciando su mejilla con esa dulzura tan característica que lo hacía derretirse con el simple toque, le era imposible concentrarse en ello, se perdió en los ojos oscuros del músico y poco tardaron en volver a unir sus labios en un besó largo que se sintió igual de bien que el primero, entendía porque Camilo no quería soltar a tan magnífico hombre, tal vez... no debía negar que estaba sintiendo algo también.

El chico Madrigal quería salir de ahí, no quería seguir viendo aquel terrible espectáculo de su esposo besando a quien era su amigo más cercano de toda la muerte, se sentía como una traición gigantesca, un engaño terrible, pero ¿cómo podía ser un engaño si él llevaba tres meses muerto? Su misión era esa... ¿había hecho algo malo en su vida para que Dios le diera ese encargo que más bien parecía una especie de castigo? Los sollozos del ojiverde terminaron por regresar a Hiro hasta que tuviera de nuevo los pies en la tierra, se separó con delicadeza del moreno y sonrio.

- debo irme... es tarde.

- déjame llevarte a casa

- no, está bien - respondió - Kyle me dijo que estaba de paso así que... eso, pero gracias.

- esta bien - Miguel dejo un beso más y Hiro se sintió en las nubes - te veré después.

Después de asentir simplemente se despidió de nuevo con un pequeño gesto y salió rápido del lugar, corrió por las escaleras con un nulo cuidado hasta salir del edificio y simplemente tomó un taxi sin saber si debía estar feliz o con pánico, finalmente entendió que estaba enamorado de Miguel, pero lo había negado tanto por aprecio a Camilo que tuvo que pasar algo así para que lo aceptara. Aún así se seguía sintiendo pésimo al escuchar a Milo llorar en volumen bajo, realmente se oía con el corazón roto y quería iniciar una conversación al respecto pero era imposible hacerlo sin parecer un loco en ese momento.

Cuando llegaron al departamento el silencio se mantuvo, el colombiano ya había pasado su llanto pero seguía con una expresión dolida y sumamente molesta, claro que era consciente que de no ser por sus acciones nada de eso hubiera pasado, si no hubiera poseído a Hiro tal vez no se estaría sintiendo como la mierda en ese momento, pero tampoco era alguien que se quisiera responsabilizar de sus actos, claro que no, su negación no le permitía aceptar que lo que Hamada había hecho no era una traición. Antes de que el asiático pudiera hablar Camilo floto con velocidad hasta la habitación de invitados y se encerró ahí, impidiendo cualquier paso a la pieza, Hiro soltó un suspiro y fue hasta la puerta.

- Camilo, tenemos que hablar.

- no voy a hablar con un huevon como usted... - dijo molesto - traicionero.

- ¿traicionero? Yo no te traicione - respondió con molestia por la acusación - tu me poseiste para besarlo, yo no lo hubiera hecho.

Al escuchar eso fue casi como si una flama se encendiera en el rizado, listo para refutar todo lo dicho por el genio, abrió la puerta y lo encaró.

- pues después parecía que se queria tragar a mi Miguel. Roba maridos.

- ¿disculpa? - comenzaba a indignarse - ¿me estás culpando a mi por algo que tu causaste? ¿Qué carajo, Camilo?

Ghost ゴーストDonde viven las historias. Descúbrelo ahora