I'm underwater

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Habían pasado un par de horas desde su accidente. Cuando despertó, extrañamente no le dolía la cabeza, pero, el golpe debió ser tan grave como lo percibió porque no recuerda haber nadado hasta la popa del barco. 

—No puede ser, ¿Ahora que haré? Ésto no va a arrancar. –se quejó.

Llevaba rato tratando de arreglar el problema, normalmente resolvía esa clase de conflictos sin contratiempos, sin embargo —y cree que por el golpe—, ésta ocasión no está funcionando.

Sintió sus labios hormiguear y su corazón subió un poco su ritmo, se sentía extrañamente alborotado. Como cuando ve el atardecer en el mar y su corazón se siente feliz, pero, al mismo tiempo triste; como cada vez que tiene que volver al mundo real y pisar tierra firme.

—Tal vez solo debería comer y ya. –murmuró.

...

—Kihyun, ¿Te volviste loco?

—No Hoseok, y baja la voz. –se quejó.

—¿Sigues con eso? No puede escucharnos. –se quejó su amigo señalando en dirección al barco.

Kihyun torció los ojos, deseando estar solo, pero fue su culpa ser demasiado obvio. Apenas supo que no había heridos en el grupo de cazadores, se apuró a comer y huyó en dirección al barco de Hyunwoo.

Sólo quería ver si había despertado, pero, Hoseok lo siguió, bastante curioso por su comportamiento y lo encontró recostado sobre la roca, viendo entretenido al amor de su infancia.

Terminó contándole lo qué hizo y ahora está siendo regañado por su imprudencia.

—No hablo de él, hablo de cualquier otro ser que nos escuche y crea conveniente ir a delatarme con mi papá. –se quejó.

—Creí que habías superado tu enamoramiento. Quiero decir, solo lo viste una vez en tu vida.

—Es que, no lo entiendes... Cuando lo ví a los ojos, mi mundo dejó de girar, solo era él. Todo era él. –suspiró.

—... Y ahora que lo besaste.

—Es-eso no fue un beso. –respondió rápidamente.

—Kiki, te sonrojaste. –lo molestó.

—Cállate, yo te defendía cuando Min se reía de ti cuando recién te enlazaste a Hyungwon y eras todo un calamar.

Hoseok se rió levantando las manos, y luego vió en dirección al humano, quien se paseaba preocupado por todo el barco.

—Bien, te dejaré verlo como el acosador que eres... Yo te cubro.

—Gracias Seok. –sonrió dulcemente.

Claro que Kihyun no planeaba estar mucho tiempo ahí, así que, luego de un par de minutos más, sacó la cabeza y lo observó dulcemente.

—Hyunwoo. –murmuró, saboreando el nombre en sus labios.

El humano, que se encontraba sopesando sus posibilidades, escuchó claramente cómo era llamado de forma dulce y giró en varias direcciones, alarmado.

Kihyun abrió los ojos sorprendido y sin querer, salió de detrás de la roca en la que estaba. El mar nunca le había jugado así en su contra.

Ellos hicieron contacto visual y nuevamente, el mundo se detuvo. Sus respiraciones se detuvieron, sus corazones se aceleraron y su piel hormigueó.

—Eres tú. –habló Hyunwoo, seguro de lo que veía. —Por favor, no te vayas. –suplicó.

El tritón sabe que lo que hizo, le provocaría un infarto a su madre y su padre terminaría provocando una tormenta; pero él no lo pudo evitar —probablemente también fue culpa del mar— y flotó suavemente en dirección al barco.

—... Hola. Tú, me salvaste hace rato, ¿Verdad?

Kihyun asintió lentamente.

—Gracias. –susurró, acercándose a la popa, al lugar justo en el que el tritón le dejó un par de horas atrás. — ¿Puedes hablar? –cuestionó curioso, recibiendo otro asentimiento tímido. — ¿Tienes un nombre?

El tritón nuevamente asintió despacio, antes de murmurar. —Kihyun.

Hyunwoo lo observó dulcemente antes de repetir. —Kihyun... Gracias por salvarme.

El nombrado sonrió antes de volver a asentir suavemente, eso por alguna razón hizo reír a Hyunwoo.

—Y, ¿Cómo sabes mi nombre?

—... Tu mente, lo dijo.

— ¿Puedes leer mentes? –cuestionó haciendo reír a Kihyun.

—No realmente, solo algunas cosas. Podemos escuchar sus nombres y a veces sus intenciones. –trató de explicar.

Son —increíblemente— encontró sentido en lo que el tritón explicaba. Sonrió antes de acercase otro poco, casi completamente recostado sobre su pecho.

— ¿Puedo preguntar por qué?

— ¿Por... Qué? –mostró su confusión, inclinó un poco su cabeza, luciendo adorable a ojos del humano.

— ¿Por qué me salvaste?

—Oh... Bueno, eres buena persona, el mar fue dócil contigo. No suele ser así con los pescadores.

—... Sí. El mar siempre es bueno conmigo. Pero, no sabía que él, bueno...

— ¿Que lo supiera?

—Sí.

—Es raro que eso sea lo que te sorprende. Quiero decir, ¿No te sorprende que él tenga mente propia, una personalidad?

—No, ya lo sabía. Mi padre me lo enseñó, claro que no muchos lo entienden, pero, tiene sentido... Que algo tan majestuoso, bueno, sea más que sólo agua.

Kihyun sonrió complacido. El humano definitivamente pertenece al mar.

De pronto, el agua cambio de ritmo, las olas se levantaron un poco más.

—Pescadores. –murmuró Kihyun. —Tengo que irme.

Hyunwoo buscó los barcos; pudo reconocer el barco del señor Choi, un anciano amigable pero bastante supersticioso y brusco.

—Sí, rápido vete. Pero, ¿Podré verte de nuevo? –habló su corazón.

— ¿Conoces la isla In-eo?

—... Sí.

—Iré dentro de dos lunas.

— ¿Dos lunas? ¿Dices dos días?

Kihyun sonrió asintiendo.

—Te veo ahí. –prometió Hyunwoo.

—Cuando el sol se oculte.

Humano y tritón, se vieron una última vez a los ojos, Hyunwoo tocó la mejilla de Kihyun, este acarició su mano y entonces se sumergió.

— ¿Hyunwoo? ¿Tienes algún problema muchacho?

—Señor Choi. –saludó sorprendido. —Sí, el motor, se ahogó.

—Oh, vaya problema. Déjame ayudarte.

El joven asintió viendo una última vez hacia el lugar donde antes estaba el tritón, mentalmente le suplicó a la luna que aquel encuentro se llevara a cabo.

Y la luna lo escuchó.

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