Save me

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Kihyun podía ver las estrellas en los ojos de Hyunwoo.
Ambos estaban recostados en la cubierta del barco, disfrutando del remecimiento que les propiciaba el sutil movimiento del mar.

—Entonces, ¿No todos pueden cantar? –cuestionó confundido con lo que el tritón le había estado platicando.

—No es que no “puedan”, es solo que cada quien tiene tareas asignadas. Por ejemplo, los del grupo de canto se encargan de escribir las nuevas canciones, todas hablan de nuestra historia; además ellos dirigen a toda la manada cuando debemos cantar, como en las noches de luna llena. –explicó. —Jihoon es muy creativo a la hora de crear nuevos cantos, muchos miembros sin lazo estaban deseando unirse a él, pero hace poco se enlazó a Mingyu; él es alimentador, también era muy deseado porque es uno de los mejores a la hora de alimentarnos. –continuó con el relato. —Minhyuk se sorprendió mucho cuando la luna enlazó a ese par, pero yo no, había estado viendo el favoritismo de Gyu a la hora de repartir comida.

Hyunwoo soltó una risa escuchando todo lo que Kihyun tenía para contar. Aquellas conversaciones eran su cosa favorita.

— ¿Qué hay de ti? ¿A qué grupo perteneces?

—Bueno, como mi padre es el jefe de la manada. Mi deber es participar en todas las actividades. –explicó haciendo un puchero. —Pero mi favorita en definitiva es el canto. Y en realidad casi no participo con el grupo de cazadores, papá cree que es muy peligroso para mí. Él sigue tratándome como si fuera un alevín. –alegó. El mayor sonrió un poco de acuerdo con que el padre de su chico no le permitiera realizar actividades muy riesgosas.

El mayor sintió un ligero estremecimiento en el barco y recordó que había estado planeando hechar un vistazo al motor. Hizo el amago de moverse un poco pero Kihyun se aferró a él con fuerza, Hyunwoo lo observó confundido logrando sentarse siendo seguido por el menor.

— ¿Sigues preocupado por Jisoo? –preguntó directamente, preocupado por el cambio en el semblante del tritón.

Kihyun lo vió sorprendido antes de apretar una sonrisa. —Algo. –admitió jugando distraídamente con la camisa del mayor que aún llevaba puesta.

— ¿Tienes miedo de que ella venga por mi?

El menor se estremeció de solo pensarlo. —No. –habló rápidamente, no sonando muy convencido. —Ella no te conoce, no hay manera de que venga por ti, es imposible. –dijo como si tratara de convencerse de ello.

Hyunwoo de hecho no estaba preocupado al respecto, sin embargo, antes de siquiera poder transmitirle algo de su paz al menor, algo los interrumpió.

—Tienes razón Kihyun. –dijo una tercera voz, logrando sobresaltar a la pareja, que empezó a ver en todas direcciones buscando el origen de aquella voz. —No habría manera de que yo supiera de la existencia de éste humano, a menos claro de que literalmente me guiaras a él.

Hyunwoo vió a la dueña de aquella voz. Una sirena, sentada en la popa de su barco, ella tenía la piel tan blanca que casi parecía traslúcida, el cabello largo y negro, enredado con algunas algas de apariencia viscosa, sus ojos eran tan oscuros que casi se veían negros y su cola larga era casi completamente negra.
Al observar aquel ser, Hyunwoo por primera vez creyó en las historias que le contó el señor Choi, sobre malvadas sirenas que atraían a los marinos y pescadores hasta sus garras para comerlos.

Sin embargo —a pesar de su miedo inicial—, el mayor se paró y se colocó en postura defensiva, tratando de proteger a Kihyun con su cuerpo.
El menor por otro lado, veía en varias direcciones, desesperado por algo de ayuda.

—Oh, ¿Estás buscando a Hoseok? –cuestionó fingiendo curiosidad. —Mm, lamento decirte que él no podrá venir a ayudarte, me encargué de él. Pero tranquilo, no lo maté... Eso creo.–concluyó soltando una risa que erizó la piel de la pareja.

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