Capítulo 10: Jasper

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Se podría decir que soy un hombre decidido, voy a por mis objetivos, y cuando decido que quiero algo ya no hay forma de que lo deje atrás, avanzó con seguridad hasta que lo obtengo. Y desde el momento en el que vi a Lana estoy seguro de que la quiero, pero me pone nervioso. Creo que si me ordenara en este instante que me detenga y me tire en lodo lo haría.

Aún estoy sosteniendo su mano cuando me detengo frente al restaurante al que he venido desde que era un niño con mi familia. La escucho soltar un jadeo, y cuando me giro para mirarla sus grandes ojos están brillando y tiene la boca ligeramente abierta.

— ¿Supongo que te gusta el pollo frito? – le digo

Parpadea antes de mirarme y contestar.

— ¿Cómo?

— ¿Has venido aquí antes? Te ves emocionada.

— Oh, no, no he estado aquí antes, como nunca – me dice con una pequeña sonrisa – Es solo que el edificio es precioso.

Miró con nuevos ojos el restaurante, ciertamente es precioso, pero no es algo que usualmente me detenga a mirar.

— Claro que lo es, y la comida del lugar es aún mejor si puedo decir algo.

— Bien, quiero probar – me dice y antes de que me dé cuenta ya está en la entrada del restaurante.

Rápidamente la alcanzó y cuando entramos, me saluda Raquel, que me da una sonrisa conocedora cuando se acerca y ve a Lana.

— Bueno veo que lograste atrapar una belleza, jovencito. – me dice y luego se dirige hacia Lana – Podrías hacerlo mejor.

Niego con la cabeza mientras veo a Lana reírse — Una mesa para dos, por favor, Raquel.

— Bien vengan por aquí tortolos.

Seguimos a Raquel hasta el fondo donde hay solo dos mesas y están vacías, Raquel nos deja el menú y se marcha, no sin antes darme un pulgar hacia arriba de una forma nada discreta.

— Parece que se conocen muy bien.

— Raquel es como una segunda madre, desde que era niño he venido aquí con mi familia, era la mejor amiga de mi madre, así que he estado dando vueltas por aquí desde que abrió el lugar.

— Entonces, ¿siempre has vivido en esta ciudad? – me pregunta mientras se inclina en la mesa y me mira.

— Toda la vida ¿y qué hay de ti?

— Solo me mudé aquí hace tres años – me dice encogiéndose de hombros mientras mira el menú – la verdad soy de una ciudad pequeña en el norte, somos solo mi hermano y yo.

Veo que no quiere entrar en mayores detalles, y quiero preguntar, pero justo en ese momento regresa Raquel, así que pedimos nuestra comida y cuando se marcha vuelvo a hablar. Pero prefiero cambiar de tema y simplemente nos hacemos preguntas superficiales y a veces preguntaba algo tonto solo para hacerla reír.

Cuando nos traen la comida, le comienzo a contar sobre mi familia, le hablo de mi hermana Lizzy y sobre como creo que está enamorada de su mejor amiga, pero aún no se da cuenta. Ella se muerde el labio y arruga la nariz mientras piensa.

— Debe ser difícil para ella ¿sabes? Tal vez lo sabe, pero solo no quiere perderla, en caso de que no funcione, a veces solo se quiere estar en un lugar seguro, no estás completo, pero estás seguro.

Escucharla decir eso me pone triste, no creo que esté bien solo buscar lo seguro, a veces solo hay que arriesgarse en búsqueda de la felicidad.

— ¿Y qué hay de tu hermano? ¿Son cercanos?

La veo congelarse mientras llevaba una cuchara de helado a su boca, y duda antes de contestar.

— Bueno, algo así, verás... – la veo mirar hacia abajo y casi puedo ver lo duro que está pensando si es correcto o no decirme lo que está ocultando. Solo me quedo callado esperando a que se encuentre preparada para hablar, durante nuestra conversación he notado como evitaba hablar de su familia, y me hace pensar en la fotografía que había visto en su sala. — Cuando éramos pequeños éramos muy cercanos, yo siempre he tenido dificultades para tratar con las personas, pero él siempre estuvo ahí para mí, es solo que todo cambió cuando tenía doce años.

La veo parpadear con los ojos llorosos y mi corazón se rompe al verla sufrir, solo quiero tomarla en mis brazos y decirle que todo estará bien.

— Mi madre nos abandonó y unos meses más tarde mi padre murió, así que solo nos quedamos Raúl y yo. Éramos solo unos niños, pero mi hermano se hizo cargo de mí y digamos que para hacerlo no se juntó con las mejores personas – hace una mueca al decir lo último – así que los últimos años han sido difíciles, a veces me visita, pero no es lo mismo.

Siento que hay algo que no me está diciendo, pero no la voy a presionar, suficientemente difícil debe ser para ella hablar sobre esto.

Amor en Apuros | TERMINADADonde viven las historias. Descúbrelo ahora