Tiempo.

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Estoy sentado contra aquel árbol viejo que tienen nuestras iniciales talladas en esa madera rugosa, miro las estrellas frente a mi que parecen avanzar sin rumbo alguno, van acompañadas de la luna que intenta seguirles el paso pero, pareciera que siempre está atrás.

Las estrellas bailan, corren, y se van cuando el cielo es denso y oscuro, pero la luna se queda, ella no baila, ella no corre y ella no se va cuando las noches son oscuras y densas; es como si me viera reflejada en ella.

Mire a mi lado, se suponía que estabas ahí, tenías esa sonrisa boba y unos ojos que reflejaban el entonces, cielo estrellado; habías tomado mi mano sin dirigirme la mirada y me prometiste quedarte hasta que la luna no estuviera, rompiste tu promesa antes de tiempo.

Mi piel ahora es pálida, delgada como una fina hoja de calcar que deja ver mis venas con detalle, mis ojeras color gris que me acompañan ahora que no puedo soñar, mi cabello enredado y mal hecho que se siente despeinado ante tanto estrés, y finalmente mi voz, mi garganta fue abrazada o encarcelada por el agobiante tiempo que pasaba de forma traicionera y veloz, parecía hacer lo posible con tal de no esperarme.

Me abrazo buscando consuelo en mis recuerdos que ahora parecen estar manchados por una tinta densa y negra azabache, me niego a olvidar que ya no puedo recordar tu voz o tu rostro, paso tanto tiempo que nisiquiera reconozco el mío.

Una ira incontrolable se apodera de mi, me siento vacío y moribundo, es como si se hubiera llevado lo último que quedaba de mi escencia, detesto recordarlo y no poder alcanzar al tiempo, no poder seguir el paso de un reloj que nunca para; golpeo mis puños contra el viejo tronco donde estaban esas iniciales.

Abrí los ojos, ví como aquella madera de un marrón oscuro, ahora estaba teñida por gotas de un rojo espeso, sentí el ardor en mis puños y caí de rodillas llorando por mi estupidez, me sentí con la carga de un tiempo pesado sobre mis hombros, escuché esas voces profundas que me querían obligar a seguir, pero yo no podía... No quería.

No quería seguir sin ti, me negue a dar mis pasos sin tenerte a mi lado, pero fui solo yo, tu seguiste sin importar que me pasaba; tu te fuiste mientras yo estaba quieto esperándote bajo una lluvia de pequeñas piedras que me querían obligar a seguir.

Me quedé en silencio, solo escuchaba ese viento que golpeaba mi rostro con cuidado de no quebrarme, me levanté con tal de volver a apreciarme en la luna y así, puse mi mano en mi pecho y presione.

Presione tanto hasta sentir esa palpitacion que por momentos era lenta y por momentos veloz, lo saqué afuera con tal de que la luna lo viera, pasaron 1, 2 y 3, y finalmente cerré mis ojos cansados para poder simplemente dejarme llevar por el tiempo que ahora, si quiso esperarme.

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