Besos.

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Soy el chico de ojos cansados y voz entrecortada, tengo el pelo desordenado y los brazos débiles de cargar con el peso de mis errores diarios.

Anhelo sus palabras tanto como sus besos, mi garganta se cierra en un intento de callar mis palabras altisonantes que buscan herirlo, pero el rencor no es lo mío.

Me quedo sobrio porque tengo miedo al no poder orientarme, tengo miedo a que mi corazón me controle mientras mi cerebro descansa.

Me mordí tanto que parezco un cuadro de actos carnales pero enrealidad no soy más que el producto de humo contenido en la conciencia.

Juntémonos en la terraza vieja de la esquina, compartamos una risa y besos ocasionales, muéstrame tus palabras para poder aliviar mi tormento.

Vacío mis penas con tal de no ahogarte en las mias, las desecho como el lo hizo con lo que me quedaba de armonía.

Conecto tantos cables que son capaces de enredarse en mi cuello, solo me alumbra una computadora vieja que mantiene un “Reset” en color rojo frente a mi.

Destapa cualquier bebida que sirva para aliviar las penas, ahogar la monotonía y olvidar que sus besos me envenenaron el alma sin una pizca de arrepentimiento.

Vuelve a reírte para poder escucharte, te llamé más de diez veces con tal de escuchar tu mensaje de voz, porfavor solo vuelve y lléname de ese veneno adictivo.

Baila de mi mano cuando toquen nuestra canción lenta, esa que escuchábamos bajo la lluvia el día que finalmente te fuiste.

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