Catarsis

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Todavía no le he dicho, porque mi hermana me genera tanto respeto como cariño, o sea un montón. Y sé que no se fía fácil de la gente, no voy a despediciar haber conseguido que se fíe de vos. Aunque no lo hago por vos, a vos eso ya no te importa, lo hago por mí. Porque soy yo la que sigue a la espera, vos dejaste la puerta entreabierta pero ambos sabemos que no estás atrás, capaz que ya ni estás cerca.
Así que he evitado el tema, corro con la fortuna de que no es alguien de muchas preguntas y con la desgracia de que es muy asustuta, así que seguro ya lo notó. Que no le sonrío más al celular, no me pongo a dar grititos de emoción en el sillón, no le hablo de vos en cada conversación, no le digo "bancá cinco que avise" cuando me interrumpe con el celu para conversar.
Seguro ya lo notó. Pero no pregunta, no lo necesita, confía en que si lo quiero decir lo haré y sino bueno, no va a morir de curiosidad, si somos honestos.
Es una mierda no haberle contado, porque muy lindo mi pretexto de que no ha salido el tema, de que da igual, de que si pregunta le digo, pero en realidad sé que no lo cuento porque guardo la esperanza de que sea pasajero. Que esto sea lo pasajero, y no vos. No nosotros, que solo somos "nosotros" y no hay ninguna otra forma en la que podamos llamar a esta unión, tan efímera, tan sin forma, tan intensa.
Sé que en el momento en el que le diga a ella "se terminó", se terminó. Ojo, actualmente tengo planeado decirte que no si después de una semana me extrañás, tengo pensado decirte que ya no me van las cosas a medias, quien me extrañe en sus ausencias, que lo hice el año pasado y entendí que no. Voy a decirte que no, si volvés, cosa que no vas a hacer, llegados a este punto en el que nuestro último chat dice que hace tres días no somos nada. Ni siquiera la nada que sí éramos.
Si somos honestos, tampoco te diría que no. No te diría que sí, pero dejaría la puerta entreabierta, exactamente como la dejaste vos y esperaría a que entres, por tu propio pie, sin que te la abra para que pases. Sin invitación, porque sé que sabes que la primera no caducó.
Paso todo el día en este escenario posible pero improbable, todo el día en el que no me voy a otro lado, claro; a la agraria, algún chat, entre páginas, una canción, algún vídeo, cualquier distracción. Incluso ahí cada tanto te me aparecés, no te aparecés pero yo te veo. Porque recordemos que hace tres días no te aparecés, ni para responderme con pocas ganas, ni mucho menos para buscarme como hacías diario hace nada.
Quiero obligarte a decirme qué pasó, aunque no lo sepas, aunque no lo entiendas, ojalá pudieras darme una explicación, aunque sea mentira. Y yo ya evaluaría si es algo que estaría bueno cambiar en mi vida o solo no soy para vos. Pero sos vos, el mismo tibio, cagón, mimoso, buen pibe al que no le sé decir adiós. Así que obvio que tampoco sabés qué carajos pasó, solo sabés que algo dejó de pasar en vos y me dejaste de querer buscar, dejaste de sacar el celular para mandar una foto, de volver cada pensamiento nuestro tema de conversación.
Ojalá pudiera culparte, ojalá te hubieras mandado alguna macana o me la hubiera mandado yo. Ojalá pudiera rezongar y gritar que para qué mierda te aparecés, rompés la pared de un crush, me demostrás que también me estabas buscando al otro lado de la pantalla, aunque por meses nos echamos miradas que nunca se cruzaban. Pero no te puedo reclamar, porque no hiciste nada y lo poco que sé de vos habla espectacular, no tengo ganas de demonizarte, ni de inventarme cosas que no hay, sos un pibe increíble, a mí sí me gustás. A mí sí me interesas, yo aún hago el amague de sacar el celular, aún me mata en la madrugada la curiosidad, de esa que a vos te picaba, aún vuelvo cada pensamiento un tema de conversación que solo quiero conversar con vos, con nadie más. Y a veces, ojalá me perdonen mis amigos, lo hablo con ellos, pero no es igual.
Ojalá haber sido quien buscabas o que vos no hubieras sido quien buscaba yo. Pero no quisiera que te hubieras quedado sin romper la pared, sin cruzarnos miradas, porque la nada que fuimos, ese rato tan escaso, casi nada, me cambió, para bien. Me hiciste bien en un mes y solo me pregunto ¿qué habría sido en dos, en tres? ¿Yo no te hice ningún bien? ¿Posta en tres días no me pensas, no me extrañás, no te ganan las ganas de salirme a buscar, de abrir mi chat? ¿Posta? Hace nada me decías que tenías ganas de volverme a ver, y sé que no mentías.
Y acá estoy yo que no aguanto una hora sin que te metas intruso, molesto, indeseado, por algún rincón, pero en realidad el que se mete nunca sos vos, porque hace tres días no hablamos.
Me miras las redes en silencio como un fantasma, como hace meses. Pero esta vez sospecho que no le contás a tu amiga lo que hay en las redes de tu crush, porque esa ya no seré yo. Sospecho y duele, que ya no te preguntás qué pasaría si me hablaras, si rompieras esa pared, o más bien si abrieras esa puerta que no te animaste ni a cerrar al decirme "no sé", "capaz un poco" y rematar con esa última señal de vida: "pero no sé". Sospecho que no te lo preguntás, que no la querés abrir, que no voy a escuchar tus pasos acercarse al chat, no te voy a encontrar desprevenido en un "Escribiendo", ni siquiera en uno que pensaras borrar.
Me pregunto otra vez qué carajos fue, ¿qué hice, qué no hice, qué sentiste o qué dejaste de sentir? Aunque entiendo el concepto de lo que no pasó más; no pasó más todo lo que me trae a mí acá, lo que ya dije: eso de transformar los pensamientos, de correr al chat. Quisiera saber por qué, siempre he sido mala afrontando el desconcierto, la falta de saber. Ojalá supieras por qué, o me hubieras dicho "sí, perdí el interés y no va a volver, perdón por haber roto la puta cuarta pared" y yo te habría dicho algo como "No, fue muy lindo, gracias por romperla, ojalá te hubieras llevado una mejor sorpresa" y lo peor es que no te lo hubiera dicho por obligación, ni por quedar bien, sino porque genuinamente me parecés un gran pibe, genuinamente lo haría otra vez, genuinamente aún te quiero conocer.
No caduca ninguna de mis palabras, como caducaron tus "te quiero fifofa", apodo estúpido, que me da bronca, porque lo amé y me duró poco más de un mes. No caduca la carta, no caducan los mensajes de esas madrugadas, para mí no caducó nada de lo mío y todo lo tuyo es un misterio.
No eras el mujeriego que pensaba cuando todavía no cruzamos miradas ni palabras, sólo sé que aún quiero saber más y que vos ya supiste suficiente. No demasiado, ni muy poco, suficiente y contradictoriamente eso me hace sentir tan insuficiente.
Sé que tu perdida de interés no me hace menos interesante, pero en este momento yo solo pienso en lo lindo que habría sido ser suficiente para vos. Para nadie más, ni para esa piba a la que me moría por hablar y ahora me da igual. ¿Podés creer que ya ni me interesa? ¿Que se me fueron las ganas de ella o de cualquier alguien más? Mirá que era pesada con ella. Superaste mi obsesión con alguien a quien no conozco, a quien idealicé, alguien que no existe de tan perfecto que iba a ser y siendo honesta lo hiciste sin ningún pedestal, porque te vi tal y como te mostraste. No te idealicé ni medio minuto, noté cada defecto que me dejaste conocer, pero eran cosas que a mi entender no te hacían menos. Capaz que por momentos, algunas de ellas hasta te hacían más.
Sos un hijo de puta, Mr perfecto, sos un hijo de puta por no serlo, por no ser perfecto y ser un sueño igual. Sos un hijo de puta por llegar, irte, sin irte, todo tan vago, tan casual, por simpearme tanto y luego solo parar. Sin un motivo en especial.
Sos un hijo de puta por haber querido arreglar las cosas cuando sentiste que me alejé, porque aún no notabas que vos te alejabas y yo ya me estaba arrancando a escudar. Sos un hijo de puta porque sin saberlo, sin saber que te ibas a ir o que yo me iba a querer quedar, me hiciste bajar la guardia al decirme que te podía decir, que lo querías arreglar, que me querías entender.
Sos un hijo de puta porque no te fuiste ni por eso, porque ahí aunque no lo notaste ya estabas medio partiendo. Para vos esa charla no fue una molestia, para vos mis inseguridades no lo eran y lo querías arreglar. Y yo tengo las mismas ganas de arreglarlo todo para que seamos, ser algo más que un pronombre "nosotros" o un frívolo "ellos", hacer todas las boludeces que medio en broma medio en serio teníamos pendientes, que me des ese beso que tanto querías y sin embargo me diste el único problema que no podíamos arreglar, el único, y es que no quisieras intentarlo más.
Sin motivos.
Sin razón.
Sin explicación.
Y por eso mismo, sin solución.

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