Y no, no pasó. No te detuvo la próxima vez que se vieron, no te pidió hablar, no te llamó luego de que sus ojos se encontraran porque no podía sacarte de su cabeza, como sí te pasó a vos, aunque no llamaste, aguantaste. No pasó, no hubo mensaje ni amague, no hubo indirecta que indicase que quería volver. Pero ambas nos conocemos y sabemos de tu desmedida forma de confiar, querer. Sabemos que para vos las palabras son algo más de lo que son, las ves como promesas aunque nadie te lo haya prometido. Así que no, tampoco pudiste olvidar ni rompiendo tus reglas al borrar los chats, aún así recordabas las fechas y podías parafrasear toda su historia.
No te extrañó pero alguna vez lo hizo, no te demostró su querer pero lo había hecho y a vos te encanta ponerte la medallita de escéptica pero eso se te da muy mal. No lo discutas, no lo refutes, sé que no crees en dios, pero sí crees en cosas que no se pueden comprobar, aunque intentes no creerlas, aunque tu cabeza intente traerte a tierra vos volás. Creíste, tan ingenua, fiel, tan absurda, que quizás sus palabras no habían caducado y solo las tenía guardadas, como vos. Creíste que quizás se estaban des-encontrando por miedo buscarse y aunque no le veías muchas probabilidades la idea te aterró. Y te sedujo, porque si debías elegir alguna de las hipótesis de qué pasó esa siempre sería la mejor.
Ambas sabemos que esa idea se viene gestando desde hace tiempo, seguro ya está tomando forma para cuando me leas, tal vez ya floreció. No la pudiste arrancar fácil, se extendió como una plaga por tu mente y llenó de dudas los recuerdos hasta alcanzar el presente. Él no escribió y te adelanto que no fue por miedo, sé que estás pensando en que(con mucho cariño) es un cagón, que quizás quería pero no se animó, te estás preguntando cómo lo sé si nunca escribió.
Léeme bien, y que estas palabras se graben por encima de todas las suyas: Él no te quiere ni quiere volver y si mentía o no no importa, quizás ahora te cuesta restarle importancia, pero cuando escribas esto lo vas a entender. No te va a quitar el sueño lo que pasó, el pasado al fin va a perder su vigencia y esta vez no vas a esperar que vuelva. No le vas a sostener la puerta a nadie y si él no la cierra la cerrás vos.
Ahora te voy a contestar esa pregunta que doy por hecho que preguntás, sabiendo la respuesta y aterrada acertar. Él no escribió pero vos sí. Sé que te da miedo arrastrarte, que sentís que tu forma de amor es casi rogarle a los demás, que desde entonces cuidás no perderte a vos por alguien más porque sabés que sos capaz. Tranquila, no lo hiciste, no le rogaste, dejá de mirarte tan mal. Le hablaste y eso estuvo bien, enfrentaste el miedo que te daba demostrar haberte estancado para poder avanzar, lo hiciste por vos y eso no es rogar.
Sé que tu intensidad dejó de ser tu cosa favorita, sé como nadie más que es tu mayor miedo y te voy a pedir que lo superes aunque no sepas por dónde empezar a hacerlo. No te estás arrastrando, no amás mal ni de más, dejá de ser tan dura. Sé que debe ser difícil imaginar qué hiciste para hablarle y no "rogar", así que te cuento. Te aseguro que te vas a calmar, tranquila, respirá.
Un pensamiento, tal vez fruto de aquel que se había gestado se te estaba enredando en las ideas cuando lo recordabas o lo veías, dos palabras, tres letras, "¿Y no?". Lo cruzaste, se vieron, pensaste que llegaría un mensaje, pusiste el teléfono con volumen por si llegaba a pasar, y no. Fuiste temprano por si él se quedaba un poquito más tarde y no. Como te aterra rogarle a humanos le rogaste al tiempo, los lugares, casualidades que por favor sí, y no. Así que le escribiste eso, sabiendo que no está en tu mente, que no podría entenderlo, porque daba igual si no lo hacía, solo querías que supiera que sí, sí le hablarías, sí podía animarse, sí, si el quería vos dirías sí. Y no, no quería.
Contarte la charla no tiene mucho punto, te dijo que no entendía nada, vos le dijiste "nada, mala idea" y una de esas risas en minúscula con cuatro letras y unos seis dígitos. Él preguntó cuál era la idea, vos dijiste que hablarle, no explicaste más, creíste(y te apoyo) que con eso bastaba. Te comentó que al sacar el modo efímero lo encandilaste e hiciste referencia al pasado: "es verdad que no cediste", él aún lo usa en blanco. Luego de eso mandó una risa en mayúsculas y no escribió más, no preguntó por qué le querías hablar, por qué era esa una mala idea y vos no tuviste la necesidad de volver a escribir, ya habías resuelto la duda de si se contenía a saltar o no le tentaba. Sé que no lo crees, espero esté cerca el día en el que lo compruebes, pero se te fueron las ganas. Sabe que te puede buscar y vos ya ni sabés si querés que lo haga.
En fin, hoy te escribo a vos pero no tenés idea de cuánto le escribí a él, de cuántas letras te quedan por derrochar en el ayer y quería decirte de corazón, que eso está bien. No es por adularnos pero tus letras fueron mi mayor consuelo, mi nuevo cómplice, me encantó leerlo y expresarlo. Está bien que hoy estés estancada, yo recién(al parecer) voy retomando la marcha. Está bien que por momentos dudes, pero está bien que preguntes, que lo hagas por vos, para poder cerrar la etapa. Menos mal no te animaste antes porque entonces no sabés cuántas páginas nos hubieras ahorrado y las palabras no son algo que quiera que calles, guardes, ahorres, conserves, dilas sin miedo a que otros no puedan entenderte.