El día anterior

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- No puede ser que mañana te vayas. - Dijo dramáticamente mi mamá.

- Mamá, solo serán cuatro meses. Es más, estaremos en contacto casi todos los días.

- ¿¿¿CÓMO "CASI"???

- Mamá, no te ofendas, pero no voy a tener tiempo todos los días para hablar contigo, estaré en la universidad o en la residencia estudiando, y el tiempo restante, lo usaré para descansar.

- Creo que no voy a soportar estar un solo día sin saber mínimo como estas, Jenny.

Si, mi mamá podría llegar a ser demasiado dramática.

- Mamá, van a ser solo cuatro meses. - Repetí.

- Para mi va a ser como una vida.

- Mamá, no exageres... - Intervino Spencer.

- Pero el trato...  - Mamá lo ignoró -  ¿Y si te quieres quedar y nunca volver?

Ah, si, el trato. Prometí a mis padres que vería el lugar y terminaría el ultimo trimestre allí, en la universidad. Tenía hasta diciembre para poder decidir si quedarme o volver a casa. La idea fue de mi mamá, naturalmente.

- Mamá, si me quedo, claro que voy a venir a visitarlos, y en algún momento ustedes vendrán a visitarme. Pero para eso faltan cuatro meses, ya lo dije varias veces creo. - Respondí, ignorando las lagrimas de mi madre, exagerando sentimientos mal escondidos.

Era el día anterior a mi salida a la universidad.

Y mis nervios aumentaban a cada hora que pasaba.

Me llevaría Monty, ya que la idea de que me llevara el hermano todo-sobreprotector Spencer, o peor, mis padres, no me convencía demasiado. Encima eran cinco horas de viaje de ida y de vuelta, y llegarían muy tarde.

Monty era la mejor opción.

Estabamos a punto de cenar, pero todavía no llegaba Shanon y Owen, su hijo.

La habíamos llamado varias veces, pero siempre contestaba lo mismo:

- ¡QUE YA LLEGO, INSOPORTABLES!

Luego de esperar quince minutos despues de la última llamada, por fin llegó. Preguntamos el porqué de su tardanza, y fué algo...   se podría decir, poco usual:

- Es que, como seguro sabrán, yo no puedo salir sin el celular y mi cartera, pero no encontraba mi celular. Así que Owen y yo lo buscamos por todas partes, hasta que miro mi bolso, y, adivinen...  ¡¡ESTABA AHÍ!! 

Dí un respíngo con el último grito.

Ay, Shanon...

- Tita, ¿Ya te vas? - Me preguntó Owen, mi sobrino.

 A el le tenía un cariño especial. No solo era mi único sobrino, sino que era el niño mas bueno conocido en la historia.

- Aún no, Owen, - Respondió por mi Shanon - por eso vinimos, para pasar tiempo con ella antes de que se vaya.

Esa cena fue especial: Estabamos todos, mis padres, mis abuelos, mis cuatro hermanos, Owen, Monty, (a regañadientes), y, infaltable, yo.

Mi madre no paró de llorar y decirme que me quedara toda la cena mientas mi papá le decía que se calmara.

Sonny y Steve se metieron conmigo todo el tiempo, mientras Shanon y Spencer trataban de frenarlos, sin mucho resultado.

Owen comió todo lo que la madre le permitió, mientras mis abuelos lo abrazaban y regañaban a Shanon para que le dejara comer mas chocolates.

Monty estuvo conmigo todo el tiempo, pero se notaba que quería decirme algo y no podía. Lo notaba medio nervioso, pero intentaba disimularlo, o eso creía hacer.

Pero decidí disfrutar de la noche y no preocuparme por eso, ya me lo diría cuando esté listo.

Esa noche fue muy memorable, gracias a los llantos de mi mamá, las quejas de mi papá y Shanon, las burlas de Sonny y Steve, los intentos de encajar de Monty  y las risas de mis abuelos y Owen mientras los gemelos se peleaban por ganar en un juego de matar ogros.

Esa noche me dormí bastante nerviosa, pero feliz.


Ella sabe que quiereDonde viven las historias. Descúbrelo ahora