Addie
Durante los primeros meses de su nueva adquirida libertad, la mezcla de su soledad, el despecho, el enojo y la incertidumbre que sentía por ese nuevo futuro que se cernía sobre ella le hicieron pensar en que debería buscar a Henry. Lo había amado, o al menos eso pensaba, y él también había estado condenado a causa de su trato, entonces nadie la comprendería mejor que él. Quizás no le reprocharía si en alguna ocasión le dijera Luc, por error; pero en el fondo sabía que no podía hacerlo. Hacía más de un año que se habían visto por última ocasión, y pese a que sabía que él no la olvidaría, ya nada sería lo mismo, pues Addie era recordada por todos, e incluso idolatrada por algunas personas. Además, sería inmensamente cruel hacerle pasar por eso, pues finalmente él ya no era a quien ella amaba.
Había tenido la oportunidad de probar las bocas de muchas personas, buscando en ellas el sabor de las sombras. Cada noche salía, como un depredador insaciable que acecha a su próxima presa, esperando siempre la satisfacción que nunca llega. Las manos que la acariciaban y que le susurraban palabras dulces eran un alivio temporal, pues ninguna caricia se comparaba a la de aquellas manos que había imaginado para que calzaran perfectamente con su cuerpo.
Cada mañana se sentía más derrotada, cuando despertaba al lado de extraños que la recordaban a la perfección, pero de los cuales ella no recordaba ni su nombre. Estaba luchando contra un enemigo inexistente, y éste iba ganando en su batalla.
Ahora que era libre, y que habían pasado más de dos años desde que había visto a Luc por última vez sólo se preguntaba¿cómo había podido lograrlo antes? ¿Acaso no había amado lo suficiente a los que había amado antes? Porque no entendía cómo la falta de Estelle o de sus padres no habían sido lo suficiente como para que ella pensara seriamente en librarse de su alma. Ahora era un pensamiento que rondaba su mente con una constancia alarmante. Tenía todo lo que quería, pero su corazón no parecía lograr borrarse de la imagen de un demonio con sentimientos que había decidido rendirse de su trato para quedarse con su alma.
¿No era eso lo que Addie siempre había ansiado? Pero ni siquiera podía disfrutarlo. Claro que era adictivo saber que la gente la recordaba, que ahora era algo más que sólo una idea, y amaba todos los proyectos en los que estaba involucrada.
Había grabado un disco bajo su nuevo pseudónimo, el cual había tenido un éxito medio, lo que la ayudaba a tener el perfil bajo que buscaba, pues era cierto que durante los dos años que habían pasado desde la finalización de su trato, sus facciones no habían cambiado nada. Asumía que esa era la única parte del trato que no se había visto afectada.Se miraba en el espejo de un bar elegante cuyo ambiente le recordaba mucho a los negocios que eran propiedad de Luc. Mientras se examinaba la cara para ver si notaba cualquier cambio en su piel, sus ojos o sus pecas, se preguntó si habría una posibilidad de que sí fuera propiedad de Luc, y si era así, ¿podría verlo? Sacudió la cabeza para quitarse esas estúpidas ideas de la mente, y salió del baño para continuar con su noche de tragos, en la que esperaba encontrar un nuevo amante que pudiera llevar al departamento que rentaba en el centro de la ciudad.
No se esperaba, sin embargo, que fuera del baño interceptara en la pista de baile una cabellera negra con rulos, que se alejaba hacia la puerta. Sus pies se movieron más rápido de lo que ella reaccionó, y cuando se dio cuenta estaba empujando a la gente que bailaba al ritmo de una canción techno del inicio del milenio que no era particularmente de su gusto. Cuando llegó a la puerta, volteó hacia ambas direcciones y pudo ver cómo esa cabellera daba la vuelta con dirección a una estación de metro. Salió disparada atrás de la persona que asumía era Luc, porque no se imaginaba ni recordaba que podían existir más personas que compartieran ese estilo de cabello. Sintió que los pulmones le quemaban al tratar de alcanzar a la figura que se alejaba de ella, por lo que corrió con mayor desesperación hasta que lo alcanzó. Tomándole el brazo, grito "¡¿Luc?!", pero cuando el hombre volteó, se encontró con un rostro que no esperaba volver a ver.
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La vida vacía de la Oscuridad (LucxAddie)
RomanceHace mucho tiempo, una chica fue maldita por la oscuridad. Vagó por el mundo descubriendo a cada paso cosas nuevas. Vivió mil vidas. Pero anhelaba compañia. Desde el inicio de los tiempos, la oscuridad existía. Una noche hizo un trato con una chica...