"- Dime que te mire y lo haré, dime que quieres la luna y la bajaré para ti, di que salte y yo saltare. Pídeme que mate a alguien y te traeré su cabeza, ¿Quieres que deje de respirar? Bien, lo haré."
"Cada fibra de mi piel te pertenece, mi cuerpo y...
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Ligeras caricias sobre su frente, fueron el producto de que sus grandes ojos ámbar se abrieran con lentitud y cansancio, lo primero que vio fue a su hermano mayor mirándola con suma adoración, era muy reconfortante tenerse mutuamente.
- Es hora de levantarse.- Avisó el peliblanco- Tu desayuno está sobre la mesa, come tranquila y luego nos encontraremos en las oficinas.
- ¿No comerás conmigo?- Preguntó decaída.
- Debo ir a fijarme que tu sorpresa vaya en orden.- Se excusó el mayor.
Los hermanos se despidieron, la menor vio el cuerpo de su hermano saliendo de la habitación, para luego escuchar la puerta principal cerrarse.
Soltó un suspiró sintiendo la soledad de aquel lugar, su corazón ya no se encontraba en paz. La pelinegra estiró su cuerpo haciendo crujir sus extremidades antes de levantarse y dirigirse al baño para tomar una larga ducha.
Mucho antes de salir del baño ya tenía el outfit en la mente, obviamente sería cortesía de su hermano, que seguramente le reclamaría más tarde por usar su ropa.
Sus elegidos fueron, una camisa simple negra, junto a unos pantalones de vestir también negros, las mangas de la camisa fueron arremangadas por la femenina para luego ponerse los zapatos de conjunto.
Su anatomía se encontraba frente al gran espejo haciendo poses raras, se sentía sensual vestida de forma masculina. "- Lista para conquistar nenas." Fueron sus pensamientos.
Salió de la habitación a la par que recogía su cabello en una coleta alta, dejando varios mechones caer sobre su rostro.
Sobre la mesa de la cocina se encontró con el desayuno que su hermano le preparó, sonrió enternecida antes de acercarse a los brownies con leche, comió con lentitud deiletandose con los sabores.
La puerta fue golpeada varias veces por el chófer, dándole a entender que ya era hora de partir hacia el trabajo, dio un gran bocado al brownie de su mano, y guardo otros cuatro trozos en su bolso. Caminó a paso veloz hacia la puerta saliendo de su hogar, lo único que pudo hacer fue saludar al hombre con la mano, ya que su boca se encontraba repleta de chocolate, subió al auto cuando la puerta de este fue abierta por su trabajador.
El auto comenzó a ser manejado hacia su destino, el camino fue en silencio y extrañamente tranquilo para ella, quien mirada con aburrimiento hacia la calle recostando su mejilla en su puño cerrado, el auto se fue deteniendo a baja velocidad al igual que otros coches a su alrededor debido al semáforo en rojo. Sus grandes ojos fueron encontrados con otros ojos ámbar ligeramente más pequeños que los de ella, el hombre frente a ella la miraba estupefacto con un cigarrillo a punto de encender en sus labios levemente abiertos por la sorpresa, ambos se miraban con la misma expresión sin permitirse cortar la conexión de sus pupilas.
