Capítulo 2: ¿Nuevo hogar?

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Un gran estruendo sonó. Seguido de un golpe en lo que era tu "jaula", haciendo que te despertaras de inmediato, sobresaltada.

-¿¡Qué fue eso?! -Pensaste mientras buscabas al responsable de aquel estruendo, mirando frenéticamente hacia todas partes en posición amenazante. Poco tiempo después encontraste al responsable de aquello. El hombre que te había comprado se te quedó viendo con cara seria. Al darse cuenta de que le mirabas te dió una sonrisa algo siniestra, cosa que hizo que te calmaras y simplemente le miraras con asco de vuelta.

-Llevadla a la cabaña. -Dijo aquel hombre unos segundos después ordenando a los otros sirvientes que se encontraban ahí.

De un momento a otro dos hombres abrieron la "jaula" y te sacaron de ahí. Agarrándote cada uno de un brazo y obligándote a andar. -¿A dónde vamos? - Dijiste, confusa mientras mirabas a tu alrededor.

-A tu nuevo hogar, niña. -Dijo el hombre.

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Unos minutos después, te soltaron en esa cabaña, donde te pidieron ayuda a transportar el equipaje del señor a dicho sitio, lo cual no tuviste más remedio que aceptar, a regañadientes, por supuesto.

Mis ahora compañeros y yo estuvimos transportando y colocando muebles con aspecto algo viejo, ropajes entre pomposos y antiguos, decoraciones y accesorios durante un buen rato, hasta que al atardecer, por fin, terminaron.

Estaba agotada, habían sido horas y horas transportando cosas de un lado a otro, mi espalda dolía un poco, por lo que me senté en el suelo, apoyada en la pared, sobando un poco mi espalda por el dolor.

No mucho tiempo después, el señor entró a la cabaña ya terminada, dió un fuerte suspiro de satistacción y se dirigió a mi.

-Tú, niña. -Dijo, haciendo que yo diriera una mirada cansada hacia él.

-¿Hm? -Respondíste con un suspiro.

-Estuviste en el ejército de Noxus, ¿verdad? -Preguntó aun sin quitarme los ojos de encima.

-¿Por qué la pregunta? -Respondiste seria ahora con los brazos cruzados mientras te estirabas un poco para acomodar tu espalda.

-Ayudarás a los hombres con sus tareas, eres bastante fuerte. Así tardarán menos... -Dijo el hombre para después irse, pensativo- ¿Será por ser mitad vastaya...? Más le vale, me costó de más por eso... -Murmuró.

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Me encontraba caminando por aquel pasillo de la segunda planta, buscando mi habitación asignada para poder descansar después de todo ese día.

Intentaste escapar alguna que otra vez, pero fuiste capturada de vuelta... esta vez siendo amenazada gravemente por tu ahora, jefe, haciendo que, por tu bien, te rindieras en tus inútiles intentos de escapar.

-Ugh... -Diste un pequeño quejido de cansancio mientras abrías la puerta de tu ahora habitación.

La habitación no era ni muy grande ni muy pequeña, algo normalita, con una cama mediana, decorada con unas sábanas color verdecino. Tenías un pequeño armario junto con un espejo de suelo y una ventana.

No tenías nada de ropa, solo la armadura algo desaliñada del ejército de Noxus, por lo que, para acomodarte, simplemente retiraste las partes de hierro negro y de todos dorados de tu vestimenta, dejándolas en el armario, te quitaste los zapatos y miraste por la ventana, apoyándote sobre el marco de esta, con tus dos manos sujetando tu cabeza. No conocías nada de Jonia, nunca estuviste allí y estabas totalmente perdida. El mundo se te echó encima. -¿Qué se supone que haré ahora? -Tus ojos se cristalizaron tras decir esto. -No sé donde estoy, no conozco nada... no tengo posibilidades de escapar... yo solo... quiero ser libre... -Dijiste, con voz rota.

Prisionera [Sett X Lectora]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora